El IX Premio Internacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña fue concedido a la filóloga española Irene Vallejo (Zaragoza, 1979) por su “brío y capacidad por renovar la tradición del género del ensayo demostrados a lo largo de su obra y, en particular, en su libro El infinito en un junco”, suscribió el jurado --Gonzalo Celorio, Adolfo Castañón, Jesús Silva-Herzog Márquez, Liliana Weinberg y Angelina Muñiz-Huberman--, que aprobó por unanimidad la propuesta enviada por la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Galardón que entrega la Academia Mexicana de la Lengua (AML), el cual encomia el itinerario de aquellos que con su escritura han contribuido a enriquecer a la lengua española y, asimismo, exaltan y estimulan el progreso de la cultura hispánica. En convocatorias anteriores la recompensa recayó en Emilio Lledó (España), Pedro Lastra (Chile), Luce López-Baralt (Puerto Rico), Alfredo López Austin (México), Noé Jitrik (Argentina), Francisco González Crussí (México), Santiago Kovadloff (Argentina) y José Balza (Venezuela).
El comité dictaminador subraya el empeño de la autora con la filología y la historia sustentado en un riguroso trabajo de investigación en bibliotecas y archivos; y, asimismo, la valoración del rol jugado por la mujer en los espacios de la imaginación, la creatividad literaria, la asombrosa crónica de la ruta de los libros y en la enseñanza a través de los siglos.
“He recibido recientemente, varios reconocimientos; pero éste es mi primer premio internacional: entro a la nómina de grandes ensayistas. El sevillano Emilio Lledó, a quien tanto admiro, fue el primer laureado. Además, mi candidatura fue presentada por la UNAM, institución que me recibió con amor cuando vine a presentar El infinito en un junco y ahora me vuelve a recibir con el mismo cariño. Un premio de la nación que vio nacer a Alfonso Reyes, figura determinante en mi formación como ensayista, quien alimentó mi curiosidad por el mundo helénico”, comentó en entrevista con La Razón, Irene Vallejo.
Se ha convertido usted en una escritora muy apreciada por los lectores mexicanos. ¿Cómo se siente? Muy sorprendida, este es un país de larga tradición literaria. Repito, es la patria de Reyes, de Octavio Paz, de Juan Rulfo. Me sentí muy arropada la vez pasada cuando vine a presentar mi libro. Ahora siento lo mismo. Hace unos días, en la FIL de Guadalajara recibí la Medalla Carlos Fuentes. Estoy muy agradecida por tanta muestra de cariño.
Pedro Henríquez Ureña, filólogo dominicano cercano al exilio español. ¿Se siente usted cercana a él? Su contribución en los espacios universitarios de México y Argentina es sustancial. Trabajó con el gran filólogo español Amado Alonso en la difusión de los estudios hispanoamericanistas. Este premio con su nombre me honra.
¿Obsesionada por establecer un diálogo con el pasado a través de la historia de los libros? Como escritora me interesan los recónditos vínculos que se ligan entre el presente y el pasado. En este mundo convulso actual, las denominadas “alta y baja cultura” dialogan entre sí y se fecundan mutuamente.
¿El infinito en un junco, un ensayo de ecos? En todo texto hay resonancias de otros y acentuaciones propias. No olvidar que la literatura griega está respaldada por relatos previos de narraciones orales rescatadas. Un libro es un lienzo de textos que viajan impregnados en sus entrañas, tejido que se inmortaliza en el tiempo y se convierte en tradición.
Como escritora me interesan los recónditosIrene Vallejo, Filóloga
vínculos que se ligan entre el presente y el pasado.
En este mundo convulso actual, las denominadas
‘alta y baja cultura’ dialogan entre sí y se fecundan
mutuamente
¿El lenguaje como una herencia que no cesa de dar fruto? Estoy convencida: las palabras, nunca dejan de fructificar. Gracias a ellas, por ejemplo, Safo, Heródoto, Tucídides o Platón dialogarán siempre con el porvenir, para arrimarnos a indagar en la espiral de nuestras vidas y alimentar la creatividad.
¿Humanismo, política, nacionalismo, emigración y lenguaje: ¿ejes que sostienen su trabajo ensayístico? Corolarios de un viaje que parte de las jornadas iniciales de los libros. Crónica que transita por los foros atenienses, por las primeras librerías de la Roma antigua hasta el sueño que fue la Biblioteca de Alejandría. En esa bitácora se mezclan esas temáticas, sobre todo la emigración protagonizada por millares de personas alrededor de la prodigiosa aventura colectiva del libro.
¿Cercanía con Alberto Manguel, autor de Una historia de la lectura? Totalmente, un escritor de presencia absoluta en mis ensayos. Yo no hubiera podido escribir El infinito en un junco sin haber leído Una historia de la lectura o Diario de lecturas.
Circulan en librerías dos reediciones de libros suyos: la novela El silbido del arquero y el cuaderno de ensayos El futuro recordado. ¿Espera la misma acogida? Vamos a ver qué pasa con los lectores de aquí. El futuro recordado está integrado por ensayos breves. El silbido del arquero es una versión de la Eneida, de Virgilio. Me interesa internarme en el cosmos del derrotado y cómo desde la capitulación, Eneas se convierte en un héroe. Una novela que publiqué en 2016 y que pasó inadvertida en España, la cual ahora, ha sido retomada por los editores.
- Nació: Zaragoza, España, en 1979
- Otros galardones: Premio Nacional de Ensayo, Premio Aragón y Premio Antonio de Sancha