La invasión de turistas, la tala de árboles, un deficiente manejo de la basura y la expansión de la agricultura en la cordillera Central de Perú ponen en riesgo los edificios que conforman la ciudad de Machu Picchu, antiguo asentamiento del imperio inca y uno de los más de mil sitios declarados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en ingles) como Patrimonio de la Humanidad.
La ciudad que, según algunos estudiosos, fue una de las residencias de descanso de Pachacútec, noveno gobernante de esa etnia y quien fue el encargado de expandir el reino, fue hecha para alojar a alrededor de 800 personas —entre gobernantes, sacerdotes—, pero cada día recibe a cerca de dos mil 500 visitantes de todas partes del mundo.
Aunque Machu Picchu “la ciudad perdida de los incas”, no figura en la lista de la Unesco de sitios declarados Patrimonio de la Humanidad en peligro, enfrenta numerosos desafíos que bien podrían comprometer su existencia, asegura una nota de la agencia AP.
La propia Unesco ha advertido sobre los peligros que corre la ciudad considerada un prodigio de la arquitectura y la ingeniería. La semana pasada el organismo se reunió en la ciudad de Cuzco con especialistas peruanos quienes advirtieron que además de las condiciones ya señaladas, las emisiones de contaminantes de los vehículos que llegan hasta ahí compromete el medio ambiente
del lugar.
Además el constante golpeteo de los turistas al caminar, que tiene un efecto similar al de un pequeño temblor, capaz de hacer que los templos y otras estructuras se desmoronen.
Para evitar que el sitio —declarado hace 35 años como Patrimonio de la Humanidad— entre a la lista de riesgo, la Unesco hizo algunas observaciones entre ellas está la aplicación de un plan de ordenamiento urbano que defina las fronteras del actual pueblo de Machu Picchu con la zona arqueológica, así como establecer los parámetros de las edificaciones entre ellos la altura y las características de las construcciones que se realizan en las cercanías del asentamiento.
Sitios en peligro. Además de la ciudad inca existen otros sitios considerados Patrimonio de la Humanidad que pueden verse afectados por la gran presencia de turistas. Omori, Japón, es un pueblo que no tenía “valor universal alguno”, según el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios.
Su único atractivo era una mina de plata que ya no producía, pero el gobierno nipón presionó hasta que fue declarada en el 2007, en ese momento no contaba con hoteles, con excepción de un pequeño albergue de ocho habitaciones, un año después la visitaron casi un millón de personas, que esta pequeña comunidad no estaba preparada para recibir.
Lijiang, China, fue construida hace 800 años, es el principal atractivo del país, entró en la lista en 1997 cuando era visitada por 150 mil turistas al año, tras la declaración hubo 2.8 millones de visitantes y el año pasado 16 millones; mientras que en la isla de Saint-Michel, Francia acoge en sus calles medievales a 2.8 millones de personas cada año, sin embargosu superficie es de sólo 100 hectáreas.