Muestran al Carlos Fuentes orador

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Foto: larazondemexico

La aparición en estos días de un nuevo libro del narrador, dramaturgo y ensayista mexicano Carlos Fuentes (1928–2012): A viva voz (Alfaguara, 2019) se ha convertido en el suceso editorial de este año que inicia. Una serie de conferencias culturales fragmentada en tres apartados: “Maestros” (Balzac, Faulkner, Cervantes), “Amigos” (Octavio Paz, Buñuel, Alfonso Reyes, Cortázar, Fernando Benítez), “Vocación” (literatura moderna, figuras hispánicas, geografía de la novela latinoamericana, la creación literaria, la novela de la Revolución mexicana).

El dato. La ponencia más antigua que dictó el narrador fue en septiembre de 1982, en El Colegio Nacional. La más reciente fue en la que habló acerca de Fernando Benítez, en 2011.

Intelectual de prestigio internacional y exponente clave de la narrativa mexicana con una extensa obra que abarca el cuento, la novela, el ensayo y el teatro: el Premio Cervantes 1987 aparece aquí en sus virtudes de conferencista en un despliegue de vitalidad contagiosa de sus ideas literarias. Los lectores asistimos a un convite espiritual con uno de los pensadores de habla hispana más incitantes y transcendentales de los últimos 50 años. Textos que seducen por la perspicacia de su propuesta y la intensidad de la disertación.

“Estas conferencias, me dije, se pueden leer. De ahí la idea de esta edición. Quise que los lectores estuvieran cercanos al Fuentes conferencista: era un orador agudo, convincente, seductor. Tenía un dominio preciso del discurso, no divagaba: yo me quedaba sorprendida cuando lo escuchaba en ese derroche de elocuencia que le salía con total naturalidad. En estos textos se verifica ese don que él poseía. Era de verdad admirable verlo en la tribuna”, comentó en entrevista con La Razón, la periodista Silvia Lemus, viuda de Carlos Fuentes.

¿La selección la hizo usted? Seleccionamos estas trece exposiciones e hicimos una suerte de sumario que abarca los autores que para él fueron determinantes en su vocación, sus maestros; el tema de la amistad y otras sobre la creación literaria y la novela de la Revolución mexicana.

¿Quedan en los archivos otras conferencias culturales? Hay muchas más, son cientos las que están registradas. Carlos fue un conferencista muy solicitado en muchas universidades estadounidenses y europeas; aquí en México pronunció varias en el Colegio Nacional. No descarto un segundo volumen de conferencias a publicar en los próximos años.

"Estoy segura que hoy estaría escribiendo artículos en contra de Trump como lo hizo en contra de Bush”

Silvia Lemus / Periodista cultural

¿Qué queda por darse a conocer? Quizás algunos cuentos de juventud que están inéditos, a lo mejor los publicamos en una edición crítica. Pero, están sus artículos periodísticos, sus columnas. Estoy segura que hoy estaría escribiendo artículos en contra de Trump como lo hizo en su momento en contra de Bush. Puede salir un tomo con sus textos periodísticos. Me interesa que salgan a la luz las clases que impartió en la Universidad Menéndez Pelayo sobre cinco escritores estadunidenses (Faulkner, Styron, Fitzgerald, Mailer...). Fue catedrático en varias universidades de Europa y Estados Unidos.

¿Asistía usted a sus clases? Era formidable como profesor. Yo acudía, era su alumna más dedicada y atenta; cuando yo entraba al salón no era su mujer, no lo conocía: entraba conminada por el asombro. La mejor universidad que he tenido es esa que yo llamo: Universidad Carlos Fuentes. Mi profesor durante 24 horas, entre otras cosas muy divertidas que hacíamos. Sus lecciones han sido muy importantes para mí. Los alumnos lo admiraban por su cordialidad y precisión.

Federico en su balcón sale de imprenta, semanas después de su muerte. ¿Qué decía él de esa novela? Ya él no la pudo ver editada. Recuerdo que cuando la envió a la editorial me dijo: “Estoy muy satisfecho con esa novela”. Él conversa con Nietzsche en esa narración. Una de sus grandes novelas que él no alcanza a ver publicada.

Veo ciertas correspondencias entre estas conferencias y el libro En esto creo... Es posible por el tono. Hay temas coincidentes: la amistad, Faulkner, Balzac, México, Buñuel; pero, quizás en una pretensión más autobiográfica.

Seguimos leyendo con fervor Terra Nostra. ¿Es la mejor novela de Fuentes? La más ambiciosa y totalizadora. Nunca olvido una llamada que hizo Alejo Carpentier a Carlos para felicitarlo por el Rómulo Gallegos 1977 que lo gana por Terra Nostra. Estábamos en Nueva York, yo respondí al teléfono: “Silvia, llamo para decirle a Fuentes que Terra Nostra es una obra maestra de la novela en castellano”, eso dijo Carpentier.

¿Admiración incondicional por Rulfo? Fuentes lo retoma en la conferencia sobre la novela de la Revolución mexicana y hace un análisis riguroso de Pedro Páramo y el Llano en llamas. Un día me dijo: “Pedro Páramo es como una manzana de oro en un árbol seco”. Admiraba a Rulfo con verdadero fervor.

A viva voz

Por Carlos Fuentes

Pedro Páramo es en cierto modo una telemaquia, la saga de la búsqueda y reunión con el padre, pero como el padre está muerto —lo asesinó uno de sus hijos, Abundio el arriero— buscar al padre y reunirse con él es buscar a la muerte y reunirse con ella. Esta novela es la historia de la entrada de Juan Preciado al reino de la muerte, no porque encontró la suya, sino porque la muerte lo encontró a él, lo hizo parte de su educación, le enseñó a hablar e identificó muerte y voces o, más bien, la muerte como un ansia de palabra, la palabra como eso que Xavier Villaurrutia llamó, certeramente, la nostalgia de la muerte.

Juan Preciado dice que los murmullos lo mataron: es decir, las palabras del silencio. “Mi cabeza venía llena de ruidos de voces. De voces, sí. Y aquí, donde el aire era escaso, se oían mejor. Se quedaban dentro de uno, pesadas”. (…)

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