Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana

Una mujer anidada en la poesía

Gioconda Belli se inscribe en la mejor tradición de la poesía femenina de Hispanoamérica

Gioconda Belli.
Gioconda Belli. Foto: Especial

Gioconda Belli se inscribe en la mejor tradición de la poesía femenina de Hispanoamérica (Gertrudis Gómez de Avellaneda, Juana Borrero, Alfonsina Storni, Gabriela Mistral, Dulce María Loynaz, Fina García Marruz...). Discurso directo de gran fuerza (“Estoy deseando explotar / como vaina de malinche /para darle mis semillas al viento”) y de racimos eróticos espontáneos y sutiles (“Me llenaste de fiesta las entrañas. /Te incrustaste en mi piel / —doloroso cuchillo de amor que se despide—/ y ahora se me mojan los ojos de pensarte”). Tenaz luchadora por Nicaragua (“En mi país /el que ama a su prójimo /se juega la vida”), hoy está despojada por decreto de su nacionalidad. “Qué sos, Nicaragua /para dolerme tanto?”: se pregunta esta mujer de un bregar para disponer la vida, conjurar el futuro y fundar la esperanza. Ha estado muchas veces cercana a la sangre y a la muerte, pero siempre el amor invade sus ojos: la tristeza acechante ha sido avasallada por la furia; la nostalgia, una razón para llegar hasta el filo del dolor del destierro. Hay un gozo transparente arropado en la gracia de unos versos en un tiempo con ausencia de cielos azules y “nubes gordas de algodón de rama” que un niño dibuja en los cuadernos escolares. Gioconda, indómita gacela que desafía el fragor para diseminar la luz sobre el pecho del varón que la desea. Pasión cobijada en la ternura. / Gioconda sabe que, ahora que no hay turno ni sitio para llorar, sólo queda un vuelo de pájaros insomnes sobre los verdes árboles llenos de palomas de ese tupido Islote que se llama Nicaragua. / Gioconda Belli, una mujer habitada por la poesía.