El artista noruego Edvard Munch es mundialmente conocido por su pintura El grito; sin embargo, su colección de cientos de obras es poco conocida, por lo que el Museo Orsay de París crea la exposición del trabajo de Munch en un intento por restablecer y acercar al público la fuerte carga simbolista de su obra. El proceso creativo único de Munch lo llevó a crear muchas variaciones del mismo motivo, pero también varias versiones del mismo tema, intervenir en varios niveles de su obra, involucrando incluso la construcción misma de sus lienzos, donde ciertos motivos se repiten de forma regular. La exposición presenta un centenar de obras, incluyendo pinturas, dibujos, grabados e incluso bloques grabados, que reflejan la diversidad de su práctica y experiencia. Munch veía su pintura como “una sinfonía” en la que las obras se hablaban entre sí y generaban “resonancias”, definición que el Museo de Orsay intenta plasmar en una puesta en escena no cronológica, que agrupa las obras por motivos recurrentes.
Gráficos: Ismael F. Mira y Luisa Ortega