Los recitales de música sinfónica dejarán de existir como los conocíamos antes de la pandemia, pues tendrán que reinventarse. En México, 10 batutas analizan cómo será su regreso y entre los grandes cambios que contemplan están la presentación de programas de música de cámara, un mínimo de cuatro y máximo de 20 músicos en el escenario, el uso de cubrebocas para quienes ejecutan instrumentos de cuerdas y la utilización de mamparas de protección para los de aliento.
La Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México ha participado en reuniones en las que directores estudian los protocolos de seguridad sanitaria. Ya entregó su propuesta de lineamientos a la Secretaría de Cultura local y está en análisis para su aprobación.
“Lo primero que vamos a privilegiar, si es que volvemos a la sala, es la seguridad, la salud y la vida, del personal artístico, operativo y administrativo, y sobre todo del público, que pueda asistir.
“Estaríamos hablando de un aforo de 25 por ciento de una sala para mil 200 personas. Vamos a estar transmitiendo vía streaming cada concierto para la gente que no pueda ir”, adelantó a La Razón Roberto Mejía, director operativo de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México.
El acceso para el público cambiará, pues antes se permitía la entrada a niños a partir de los ocho años, ahora será de 14 a 59. Los espectadores tendrán una distancia de dos butacas entre cada persona y una hacia delante de la fila.
Se proporcionará gel antibacterial y el acceso a la sala será de manera inmediata para evitar que se aglomeren en el vestíbulo. Será obligatorio el uso de cubrebocas. Además, la sala se higienizará previo a cada recital y cuando las personas se retiren.
Para los músicos y personal de la agrupación también se prevé un protocolo. “Habrá un dispositivo de seguridad tomando la temperatura, limpiando los zapatos. Desde luego, los músicos antes de subir al escenario, en el intermedio y cuando regresen sabrán de qué manera higienizar sus instrumentos”, explicó.
Algo que será de suma importancia para evitar contagios es que quienes ejecutan instrumentos de cuerdas usen cubrebocas y que los de alientos, cuenten con “módulos de acrílico cerrados, con cierta altura que permitan que no haya una dispersión de brisa o gotas de saliva, sobre todo al tocar la flauta”, detalló.
Las gotas de saliva que puedan dispersarse sobre el escenario ha sido un tema de preocupación y estudio a nivel internacional. La Orquesta Filarmónica de Viena realizó una investigación y comprobó que en el caso de los instrumentos de cuerda la nube de aire se mantiene estable y reducida; mientras que en los de aliento se mueve un poco más. Sólo la flauta travesera emitió partículas que llegaron a una distancia de hasta 80 centímetros.
Con ello comprobó que la organización de una orquesta no aumenta los riesgos de propagación del coronavirus si los músicos se encuentran a más de un metro de distancia entre sí.
“Estamos pensando en conciertos de cámara, desde dos personas hasta grupos de 18 o 20 personas como máximo, tendremos especial cuidado cuando haya alientos”, señaló Mejía.
Para el director operativo, transitar de los conciertos sinfónicos a los de cámara implica una oportunidad para que los músicos puedan explorar nuevo repertorio. “Es un reto, pero a nosotros se nos facilita porque habíamos creado un programa de música de cámara que íbamos a tener en Bellas Artes, los viernes en la Sala Manuel M. Ponce”.
MÚSICA DE CÁMARA, LA OPCIÓN
La Orquesta Sinfónica del Estado de México considera también que la alternativa de regreso a los escenarios será con pocos instrumentistas y ejecutando música de cámara. Al inicio se contempla que estén máximo 13, en una segunda etapa hasta 25 y en una tercera 40. Al igual que la Filarmónica de la Ciudad de México, se separará a los instrumentos de alientos y de cuerda para evitar la propagación de partículas de saliva.
“Habrá seis músicos en el escenario, previamente distanciados. Al principio no se van a mezclar las familias de los instrumentos, las cuerdas no necesitan usar la boca como sí es el caso de las flautas y los oboes. Los violinistas con la distancia debida y con cubrebocas, pueden ejecutar; pero los instrumentos que requieren soplar, eso ahora en esta circunstancia, se puede convertir en un problema”, explicó en entrevista Rodrigo Macías, director de la orquesta mexiquense.
Y es que el objetivo es evitar tragedias como las ocurridas en el Coro Mixto de Amsterdam, que en marzo pasado, una semana después de haber realizado un ensayo, 102 de los 130 cantantes se enfermaron de coronavirus. Uno de ellos falleció. O la de mediados de ese mismo mes en el Stkagit Valley Chorale, cerca de Seattle, en el que 45 de sus miembros se contagiaron después de un ensayo; o en el Berlín Cathedral Chor donde se registraron 50 artistas que dieron positivo al Covid-19.
La oferta musical en la Orquesta Sinfónica del Edomex cambiará para adaptarla a pequeños grupos. “Hay mucha gente que dice ya no vamos a escuchar repertorio sinfónico como lo conocemos, al inicio no, pero también esta situación ha dado pie a una increíble oportunidad artística que es ir a escuchar a grupos pequeños, porque los grandes autores como Beethoven o Mozart, también escribieron música para cuartetos de cuerdas, grupos de alientos, sextetos, y esas composiciones, rara vez en el ambiente sinfónico se interpretan y es éste es el escenario ideal para hacerlo”, resaltó Macías.
OFUNAM DISEÑA PROGRAMA MUSICAL
La Orquesta Filarmónica de la UNAM se encuentra elaborando un protocolo de seguridad, pero también un repertorio para adaptarse a la Nueva Normalidad.
“Se está haciendo un estudio con expertos, muy serio, en toda la UNAM, con mucha conciencia de cómo y cuándo podemos volver a las actividades.
“Estamos conscientes de que hay que empezar de una manera diferente, no podemos volver desde la pausa que hicimos, sería muy peligroso”, comentó en entrevista Iván López Reynoso, director asociado de la agrupación y una de las batutas con mayor proyección a nivel internacional.
López Reynoso, junto con el director artístico Massimo Quarta y el director general Josué Wolfer, se encuentra analizando el repertorio musical que se podría interpretar.
“Como la mayoría de las orquestas a nivel internacional, también se plantearán repertorios para agrupaciones más reducidas. No podemos ver una orquesta de 100 elementos en el escenario, no es factible.
“Hay muchos compositores que se pueden hacer de esta manera Mozart, Beethoven, Haydn, inclusive del siglo XX, barrocos, actuales; son muchas afortunadamente las posibilidades y estamos en esa línea centrando el trabajo”, agregó el director.