“No lo puedo creer, este premio lo han recibido escritores que admiro profundamente y nunca en mi vida imaginé recibirlo”, fueron las primeras palabras de la poeta y escritora Coral Bracho (Ciudad de México, 1951), ayer, al saberse ganadora del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2023.
El jurado elegió por unanimidad a la autora por “su continuada indagación en la politicidad de la poesía y el peso de la palabra escrita”. Además reconoció a la poeta como una “destacada figura de una genealogía poética neobarroca”.
“La poesía de Bracho se pregunta por las maneras en que el mundo se descubre y nombra, provocando una inteligencia sensible por parte de la instancia lectora. Su trabajo se vuelve entonces un archivo de experiencias vitales donde se piensa en el olvido, la enfermedad, el dolor y la muerte”, resaltó el jurado integrado por Antonio Sáez Delgado, Ignacio Sánchez Prado, Javier Guerrero, Oana Fotache Dubălaru, Sandra Ozzola, Michi Strausfeld y Vittoria Borsò.
La autora del libro Ese espacio, ese jardín, quien se conectó via remota a la conferencia de prensa en la que se anunció el galardón, destacó la importancia de la poesía para la vida.
“Es lo fundamental de la poesía, que nos abre caminos, que nos abre una sensibilidad, que nos abre una capacidad de penetrar en los problemas vitales, de acercarnos a la realidad como los niños o como lo hace una persona con Alzheimer, de una manera nueva que los sorprenda, que les haga ver la vida como algo deslumbrante, intenso y vital”, expresó la también traductora.
Habló también de la importancia de la poesía para los jóvenes y las infancias. “La poesía tiene que decirle a los jóvenes que se abran a ella, para ver regiones de la sensibilidad, de la inteligencia, que de otra manera no tenemos acceso”, apuntó.
Bracho recordó que desde que era niña tuvo contacto con la poesía, pero a los 12 años fue cuando realmente la deslumbró.
“En principio tenía pensado dedicarme a la ciencia, al estudio de la mente; sin embargo, tuve la oportunidad de participar en un coro, esa emoción del canto fue algo que me abrió otros caminos y me hizo pensar que podía dedicarme al arte. Leía mucho desde niña, tuve contacto con la poesía. Ya más grande, como a los 12 años, después de la muerte de mi padre fui a Francia, en la escuela la poesía me deslumbró, el contacto con el sonido y el sentido”, contó.
Compartió que a raíz del Alzheimer que padeció su madre escribió el poemario Debe ser un malentendido.
“He escrito poemas de crítica social, política y en los últims años tuve la experiencia de mi madre con Alzheimer, a la que pude escuchar, ver y comprender a qué grado el Alzheimer es una forma de estar en el mundo que se acerca mucho al de la niñez, ver el mundo como algo nuevo, sorprendente; fue conmovedor, ese libro lo escribí acercándome a ella”, recordó la autora de El ser que va a morir.
El Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances se le entregará el próximo 25 de noviembre, durante la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
En esta ocasión para el reconocimiento, se registraron 59 candidaturas y se postuló a 49 autores de 22 países, entre éstos Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Congo, España, Francia, Italia, México y Líbano. Estuvieron siete lenguas representadas, se detalló.