Revisando el legado de Twombly

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Foto: larazondemexico

Misterioso y silencioso/ iba una y otra vez./ Su mirada mirada era tan profunda que apenas de podía ver….

Rubén Darío, Oración por Amonio Machado

Cy Twombly ha sido un pionero de la abstracción minimalista. Un mundo de arte ¿Qué significan esos grafismos impecables sobre unas telas que nos inquietan poéticamente? ¿Un gesto? ¿Una agresión simbólica? Tal vez un paso más en el proceso de definición del arte para un tiempo nuevo. La exposición ofrece una nutrida selección de los momentos más significativos de una obra que habría que adscribir a la corriente lírica del movimiento abstracto. Una obra, fuertemente influida por la mitología clásica, griega y latina, y toda la literatura europea desde Arquíloco o Catulo hasta Rilke o T.S. Eliot.

Nacido en Lexington, Virginia, en 1928 y muerto en Roma, Italia en 2011, Twombly fue un artista apegado a la civilización mediterránea y más concretamente a Italia, país que visitó por primera vez en 1952-53 junto a su amigo y colega Robert Rauschenberg. Ambos habían estudiado juntos en el famoso Black Mountain College, de Carolina del Norte, donde enseñaban algunos exiliados de la Bauhaus alemana y donde tuvieron como maestros a Franz Kline, Josep Albers, Willian de Kooning y Esteban Vicente; al poeta Charles Olson y al compositor de vanguardia John Gage. Twombly regresó solo a Roma en 1957, alquiló un apartamento frente al Coliseo, en el que instaló su estudio, y tras un paréntesis entre Nueva York y Lexington, elige quedarse a vivir en Tatiana, la Ciudad Eterna. Es el pintor norteamericano más europeo de los de su generación. Ya en Italia, se integrará en un horizonte estético activamente vanguardista, pero en su caso ni dogmático ni militante. Influido tanto por el expresionismo abstracto, el informalismo europeo y el dibujo automático de los surrealistas, el arte de Twombly es creador de un genuino lenguaje artístico abstracto, que se define en esos ejercicios gráficos, gestuales, recreados en espacios de color inmensos, carentes de efectismo y perspectiva. Un gesto la mayoría de las veces próximo al garabato, a lo informe y desordenado; o que cuando se rinde a la exuberancia invasora de la superficie, continúa mostrando una voluntaria contención. Descubre a Klee, pasa por un momento de asimilaciones. Cuadros, siempre, surgidos de un orden que somete a una urgente pasión. Igualmente rico y diverso es su arco cromático, al que su austeridad ha hecho descubrir casi infinitas gamas en los negros y grises.

De principios de los años sesenta destacan sus obras dedicadas a figuras de la mitología griega y la historia romana, así los paneles de Discourse on Commodus y las primeras “pinturas grises”. A finales de esa década trabajaría con dibujos de Leonardo para la realización de sus collages. Los temas mitológicos e históricos, así como las grandes figuras literarias fueron referencias constantes en su trabajo. Estos años lo acercan a la versatilidad futurista, de huella efímera en su obra, y comparte el discutido ideario estético de Abstracción- Création. “Cualquier intento- dice el curador¹ y crítico Philip Larratt- Smith- por precisar las raíces de Twombly en el expresionismo abstracto es una empresa compleja dada la fragrante heterogeneidad de los artistas clasificados como expresionistas abstractos, así como por el hecho de que cada nueva

etapa en el carrera de Twombly recalibraba el estado de su relación con el movimiento…”. Un dato revolucionario para estudiar a Twombly es la época del descubrimiento de la materia “el primitivismo, la abstracción y el expresionismo” Paisaje (1951) y Sin título (1951), demuestran su fascinación por el poder originario, informe y físico de la materia. Son años de investigación. En la siguiente década abordó el pensamiento filosófico de Robert Burton en una inmensa tela titulada homónimamente Anatomy of the Melancholy, en la que trabajaría durante casi veinte. La superficie de sus lienzos aparece muchas veces cubierta de garabatos, inscripciones, nombres de personajes mitológicos, citas fragmentarias de poemas clásicos. Por ejemplo: Sín título (1971), La pintura de Nini (Roma), (1971), Glading (Las causas del amor), (1973), Orfeo (Nápoles, desliz al olvido), 1975, En efecto, parece que comienza a consolidarse en un lenguaje propio,, donde el espacio queda modelado por un sinfín de líneas que lo recorta. Su arte, enigmático y abierto a toda suerte de interpretaciones, más que describir, evoca. Alude a los placeres de la vida, a las condiciones de la naturaleza, a los elementos, sobre todo el agua, pero también al paso del tiempo, a la mortalidad. Twombly expresa también su preferencia por el lápiz frente a la pintura, y en el caso de usar esta última dice preferir el acrílico al óleo porque seca más rápido. “Twombly deriva los componentes – afirma el crítico J. F. Yvars- figurativos hacia una luz de grafismos fácilmente identificables. Las formas plásticas se transforman en elementos dramáticos que dominan el espacio. Las obras se definen como meras sugerencias que concluyen en los límites exactos del cuadro: signos alusivos o, si se quiere, escritura sin más”.² Aplica además el color directamente del tubo y lo extiende luego con las manos por la superficie del lienzo en forma de manchones más o menos densos. El grafismo, el garabato “gestual”, se sitúan fuera de las dimensiones del cuadro. En la libertad de concebir el arte, no era una fórmula, sino lo desarrollo para encontrar algo más. Para Twombly, el Mediterráneo es tanto el centro de la cultura clásica europea como un espacio de disputas constantes, de violentos enfrentamientos, que en muchas ocasiones afectan a Oriente y Occidente.

Si observamos su obra en un orden cronológico, se aprecia la evolución tanto de dicho trazo como del color, que va a apareciendo tímidamente, al principio, y gana intensidad en las series realizadas ya en Italia, donde, se deja notar la influencia del calor, color y sensualidad del país, hasta convertirse en un estallido cromático único, sorprendente y poético. Y en esa sensualidad, parafraseo un poema de Wislawa Szymborska:

En la prosa puede haber de todo, hasta poesía,

En la poesía tiene que haber sólo poesía³

Sí, en la obra de Twombly la pintura, es pintura. La madurez de esta evolución cromática se percibe con especial nitidez , en las series pictóricas tituladas Ferragosto (1961), pintadas en Roma durante el estío; Nueve discursos sobre Cómodo, de 1963; y se vuelve a contemplar en una obra más tardía titulada Quattro Stagioni (Las cuatro estaciones), de 1993-94). La fuerza colorista y pictórica de Twombly alcanza su máximo apogeo en las obras creadas entre 2005 y 2007, en las que los colores rojos, granas, amarillos y naranjas llegan a una intensidad y predominio no vistas en sus piezas anteriores.

Una de las series que recuerdo con total sorpresa es Lepanto: doce pinturas de gran formato, realizada por Cy Twombly, cuando Harald Szeemann lo invitó a participar en la 49ª Bienal de

Venecia (2001), precisamente en la que le conceden el León de Oro en reconocimiento al conjunto de su trayectoria. En ese viaje a Venecia tuve la oportunidad de entrevistar a Szeemann4, - uno de los comisarios más geniales del siglo XX- donde me contó su gran admiración por dos artistas paralelos: Twombly y Joseph Beuys. Ver a Twombly a través de los ojos de Harald fue algo inédito para mí, y al descubrirla fue entender a través de la pintura una reflexión sobre un suceso histórico, aunque fuera ya un tema tratado por artistas como Tiziano, Veronés, Tintoretto y Velázquez. Un mundo de fantasía. Que cerca de la idea de Cézanne:

Savoir voir. Sentir…

Je crois que le peintre apprend à penser. Sur nature, il

Apprend à voir.5

Twombly parece ver con simpleza que un artista grande es aquel que ha observado de una manera única la historia no sólo del arte, sino del mundo. Curiosa y sorpresiva lucidez. Una victoria de la pintura. Una belleza sin tiempo. Su obra es simple en belleza, pero dan testimonio de una visión de la vida y de su espiritualidad. Cy Twombly no pintó lo que vio, ni mucho menos lo reconstruyo pictóramente. Una obra sin tiempo, que de forma incandescente nos descubrió la magia del arte.

1 Philip Larratt- Smith Antigüedad psicodélica. Publicado en el catálogo Cy Twomble Paradise Fundación Jumex Arte Contemporáneo, México, 2014.

2 José F. Yvars Los colores del hierro Editorial Debolsillo, Barcelona, España, 2003.

3 Wislawa Szymborska Miedo escénico publicado en libro El gran número. Fin y principio. Editorial Hiperiòn, Madrid, España, 2008.

4 Véase el libro El espacio vacío de Miguel Ángel Muñoz. Conaculta, México, 2009.

5 Joachim Gasquet Cézanne. Lo que vi y lo que me dijo. Editorial Gadir Madrid, España, 2009. (Aprenda a ver.. Sentir. Creo que el pintor aprende a pensar. En la naturaleza, Aprende a ver) Traducción del francés: Miguel Ángel Muñoz

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