Después de 30 años la reestrenan

Revisitan Caleras, surgida en el expenal de Islas Marías

La pieza fue concebida partir de una inmersión que hizo en la antigua cárcel el coreógrafo Vicente Silva Sanjinés; aborda temas como la represión, la soledad y el olvido; se presenta mañana en el Palacio de Bellas Artes a las 20:00 h.

Bailarines, durante una sesión de fotos de la obra Caleras.
Bailarines, durante una sesión de fotos de la obra Caleras. Foto: Cortesía Valeria Silva Garza

Un video en el que aparecen hombres que fueron reclusos hace tres décadas en el expenal de Islas Marías, en Nayarit, es el preámbulo de la puesta en escena Caleras, que concibió el coreógrafo Vicente Silva Sanjinés a partir de una inmersión que hizo durante nueve meses en la excárcel. En la pieza, que se revisita el próximo martes en el Palacio de Bellas Artes, se retrata el dolor, la violencia, la represión, la soledad y el olvido, la vida privada de la libertad.

Originalmente, la obra fue interpretada por los propios reclusos que tomaron clases de danza con el director de la VSS Compañía de Danza, pero a tres décadas de haberse montado es ejecutada por siete bailarines.

Los intérpretes, cuatro mujeres y tres hombres, se encuentran en los últimos ensayos previo a la función en la Sala Principal de Bellas Artes. Afinan detalles, primero repiten una de las escenas en que la fuerza en piernas y pies es indispensable: Están sentados sobre el piso y tienen que golpearlo muy fuerte, generando un sonido que se vuelve en un elemento más de la coreografía. En esa secuencia también protagonizan cargadas, giros y saltos.

Al dominar esa parte, Vicente Silva Sanjinés les comenta que ensayarán de principio a fin. Ellos toman un descanso y luego se posicionan en el lugar que les corresponde. Se apagan las luces para simular que están en el teatro y esperan hasta recibir la indicación para comenzar.

Las escenas oscilan entre representaciones de personas atormentadas o peleas entre dos hombres para mostrar la rudeza que suele habitar en cualquier prisión. Pero también hay otras secuencias en las que esa rudeza se transforma en miedo o en desdicha.

La coreografía avanza y ahora un bailarín realiza movimientos frenéticos para simbolizar la desesperación que implica el encierro, los demás lo miran.

En algún momento del ensayo, los bailarines están de pie y con una lámpara iluminan su rostro, el cual en ocasiones parece sentir dolor o martirio.

En otro giro escénico, aparecen dos bailarinas, una cargando una bolsa, ambas se detienen en medio del salón de ensayos, se sientan y comienzan a sacar cartas. Luego se retiran.

Después aparecen dos bailarines con los ojos vendados y cargando unas sombrillas, éste último elemento se vuelve parte esencial de este momento.

En una parte de la coreografía, el desafío es retarse con las miradas, que éstas digan todo. “Dejen que trabaje el silencio”, les dice el coreógrafo a los intérpretes. A esa escena le sigue una pelea entre dos hombres, uno es el vencedor y Vicente Silva Sanjinés pide matizar aún más: “Ríete, así, maldito”, le comenta al bailarín.

A pesar de que en la mayor parte de la puesta se observan diversas tensiones que se dan dentro de una prisión, también incluye una escena en la que al compás de un vallenato de Lisandro Meza, los intérpretes se mueven y muestran otra cara de la reclusión.

En Caleras, que fue un parteaguas para la VSS Compañía de Danza, “el tiempo se convierte en las Islas Marías en una sensación extraña; cobra vida, se les resbala entre el sudor, les arremete con furia ciega entre golpes y violentos olvidos. El preso de las Islas Marías, monstruo social que esta vez clava la mirada hacia adentro, explorando las cavernas de la imaginación, proporcionándose un nuevo vehículo: la danza”, comenta el coreógrafo. Y sí, es lo que verá el público este martes.

  • Cuándo: 30 de julio
  • Dónde: Sala Principal del
  • Palacio de Bellas Artes
  • Horario: 20:00 horas
  • Localidades: Luneta 1: $250, luneta 2: $220, anfiteatro bajo: $200, anfiteatro alto: $160, galería: $80