Nueve escritoras mexicanas de distintas generaciones reflexionan en entrevista con La Razón acerca de los logros que han alcanzado las mujeres en la industria editorial, donde cada vez más están presentes; pero también hablan de los pendientes o dificultades que enfrentan como la falta de oportunidades para participar en ferias del libro o coloquios, por las labores que hacen en el hogar, que se encasillen sus obras como “literatura femenina”, recibir comentarios misóginos y, en el caso de autoras indígenas ir, a contracorriente de las costumbres en sus comunidades.
“Ahora las mujeres son más bienvenidas a publicar”
La escritora Ana Clavel (1961) afirmó que ahora aprecia que hay una mayor apertura para que las mujeres publiquen y parte de ello se debe a la oleada feminista, “incluso diría que puede ser un buen factor de corrección política y mercadotecnia publicar autoras”. Recuerda que en los años 80 eran pocas las mujeres que publicaban y sobresalían. La autora aseguró que pese a estos avances a veces ha sido relegada por abordar temas transgresores. “Les sale lo neopuritanos y hasta la Virgen de Guadalupe a algunos. Recuerdo una vez que el pintor Arturo Rivera le dio a leer mis Violetas son flores del deseo a un joven narrador, quien lo rechazó al ver la portada”.
“No debería hablarse de literatura femenina”
La escritora Lola Horner (1985), quien fue prologuista de la colección Vindictas, consideró que en pleno siglo XXI no se tendrían que clasificar las obras de mujeres como “literatura femenina; tenemos que empezar a romper ese sesgo de género…” Si bien reconoce que se están viviendo muchos cambios hay pendientes como: “la mayor parte de los premios importantes los ganan hombres, todavía en las mesas de novedades vemos un porcentaje de 40 por ciento de obras de mujeres. Al hablar de las cuotas en eventos culturales, muchas veces a las mujeres que se les invita, no pueden asistir porque son las encargadas de los cuidados en casa”.
“En mi comunidad es muy difícil hablar del erotismo”
Una de las cosas que ha enfrentado la poeta en tu’un savi y originaria de Tlaxiaco, Oaxaca, Nadia López (1992) son las críticas en su comunidad. “Cuando leía poemas que tenían qué ver con el erotismo, el deseo o la sexualidad, los hombres más grandes me decían que era una chica muy vivida por hablar de esas cosas. En el caso de las mujeres indígenas, muchas viven en sus comunidades y ahí también hay muchos roles que tienen que vivir y también dejan poco tiempo para escribir y asistir a seminarios o festivales fuera. Todavía hace dos años, mi familia veía mal que yo fuera a otros países o que de pronto no estuviera en casa. No me atrevía a hacer tantas cosas”
“Ha habido un cambio en los últimos cinco años”
La escritora Brenda Lozano (1981) aseguró que las narrativas actuales se han modificado y gracias a las escritoras que han luchado, las jóvenes autoras tienen mayores oportunidades. “Antes los programas eran predominantemente masculinos. También leo muchas más escritoras de las que podía antes y no sé si haya más, pero al menos la literatura más importante que está sucediendo en nuestro idioma es de escritoras, y eso le está abriendo puertas a las más jóvenes”, expresó. Sin embargo, reconoció que sí ha recibido comentarios misóginos dentro de la industria editorial: “muchos creen que un feminicidio está muy alejado de las actitudes diarias, pero finalmente son parte del mismo engranaje: el lenguaje sexista, las bromas machistas, el acoso y abuso sexual y, por supuesto, que al estar dentro de esta industria, tú como mujer estás expuesta a todo ello, la diferencia es que hoy se puede nombrar y señalar y ésa es una de las ganancias de este tiempo. A las escritoras se nos estereotipa en lo que es ‘femenino’”.
“Proyectos no son aceptados por ser de corte feminista”
La escritora Ave Barrera (1980) aseguró que si bien actualmente existe una apertura hacia el trabajo de las mujeres, algunas ocasiones los proyectos que ha presentado no han tenido buena aceptación, por ser de corte feminista o en la interacción con colegas hombres ha presenciado actitudes machistas. “La maternidad y los afectos son temas que el universo patriarcal ha decido que son exclusivos de las mujeres, cuando atañen a la condición humana. La importancia de borrar los roles de género que se nos han adjudicado o verlos desde distintas perspectivas, creo que en eso la literatura tiene un gran potencial de ayudarnos a revertir las narrativas”.
“Hemos arañado los espacios”
La escritora y poeta Gabriela Jáuregui (1979) destacó que los espacios que ocupan las autoras actualmente es porque “las mujeres nos hemos buscado y hemos arañado los espacios; nadie de su corazón nos regaló nada, sino que con base a exigencias y visibilizar el problema lo hemos logrado”. La autora de La memoria de las cosas señaló que persiste la misoginia: “lidiar con todo esto, todos los días, es cansado, desgastante y agotador; da mucho coraje; que en vez de poder enfocarte en tu chamba y en hablar de lo que te compete, como la literatura o los textos que estás haciendo, tienes que lidiar con este tipo de comentarios e incidentes”.
“Me han dicho que escribir del amor es trivial”
La poeta Andrea Muriel (1990) compartió que le han hecho comentarios negativos por escribir acerca del amor, pues se considera un tema trivial. “Cuando las mujeres escriben de temas que se consideran triviales, como una experiencia doméstica, parece que no son importantes y que no vale la pena leerlas; pero cuando salen al mundo, como la sexualidad o el uso de drogas, o lo que sea, por esta idea cerrada que existe de lo que las mujeres deben de ser, la ética masculina se alarma”, expresó. Dijo que usar la etiqueta de “literatura femenina” funciona “para no meter dentro del panorama general a las escritoras, como haciéndolas un grupo aparte; es como un mecanismo en el cual, falsamente parece que hay una inclusión, sobre todo porque no se nos considera parte de la literatura general; es más fácil ponerlo en una categoría separada que abrir los horizontes y pensar”.
“Me siento responsable de luchar por un cambio”
La escritora Beatriz Rivas (1965) expresó: “quienes tenemos el privilegio de escribir debemos alzar la voz por todas las mujeres que no pueden hacerlo. Ya sea en las ferias del libro, como el evento en el que participé recientemente: El cielo completo, mujeres escribiendo, leyendo, o con nuestra participación activa contra la violencia de género. En estos momentos, cercanos al paro del 9, varias escritoras (#EscritorasContraLaViolenciaDeGénero) nos organizamos para lanzar un comunicado y recabar firmas. Es necesario que quede claro nuestro descontento, que es el de la mayoría... Me siento responsable de trabajar y luchar por un cambio”.
“Ser mujer en México es un peligro y un privilegio”
La poeta Odette Alonso (1964) consideró que en el contexto actual del país, “es un peligro y un privilegio. Lo primero, ya lo sabemos, por las condiciones de violencia, riesgo, miedo y amenazas a las que estamos sometidas en un país donde la cifra reconocida de asesinadas diariamente alcanza la decena. Estas agresiones de género también lo sabemos, se extienden a espacios laborales y profesionales, al transporte y espacios públicos, y a los ámbitos familiares; es decir, a todas las esferas de la vida de las mujeres y las niñas”. Afirmó que es un privilegio vivir en una época en que se visibiliza el acoso: “eran conductas que nos enseñaban a callar”.
Con información de A. Góchez y C. Olivares Baró