Rosa Nissán cierra trilogía con su novela más íntima

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¿Quién es Rosa Nissán? Los registros oficiales informan que es “una escritora mexicana de origen sefardí que nació el 15 de junio de 1939 en la Ciudad de México, autora de la  célebre novela Novia que te vea, la cual fue llevada al cine”; pero, Rosita —como le dicen sus amigos— es más que eso: “La más libre de todas las escritoras mexicanas. No nació libre, al contrario, nació dentro de una armadura de prejuicios y prohibiciones, que ha roto con verdadero arrojo”, suscribe Elena Poniatowska.

La autora de No sólo para dormir es la noche desanda por la colonia Condesa de la Ciudad de México y su marcha amorosa se fija en todas las encrucijadas. La he visto en una esquina acariciando a un perro abandonado. De momento, su sonrisa me acompaña en los  insomnios. He sentido el olor a albahaca de sus ojos en medio de la tarde. La apremiante voz de Rosita se le clava a uno en el pecho para siempre.

La escritora María Esther Núñez, que la conoce bien, ha escrito: “Rosa Nissán es una atrevida, por eso escribe su autobiografía con el mayor desparpajo. Ella padece el síndrome de los espejos: juega con lo que representa su nombre y su persona no solamente para ella sino para todos los demás, para su familia, los amigos, lo cual  ha sido capaz de plasmarlo en varios libros”.

Circula en librerías Me viene un modo de tristeza (Grijalbo, 2019), novela que cierra la trilogía antecedida por Novia que te vea (1992) e Hisho que te nazca (2006): saga en que Rosa Nissán cuenta la historia de Oshinica —su alter ego— en un arduo itinerario de evolución emocional que la lleva a despojarse de desasosiegos, limitaciones y ataduras hasta convertirse en una mujer independiente y valerosa. Compendio de evocaciones vibrantes de un personaje imprescindible de la narrativa mexicana: Oshinica, alegoría de las demandas urgentes de los derechos femeninos.

“Esta novela me ha servido para entenderme a mí misma y para manifestar todo el significado de la cultura judía desde mi perspectiva. Oshinica es un autorretrato doble: judía y mexicana. Yo no tenía ningún proyecto de vida: nadie me preguntó qué quería ser yo de grande. Cuando me divorcié empecé a quererme y emprendí este viaje por la escritura. La literatura me ha ayudado a ser libre”, expresó en entrevista con La Razón, la

escritora Rosa Nissán.

Me viene un modo de tristeza

Autora: Rosa Nissán

Género: Novela Autobiográfica

Editorial: Grijalbo, 2019

¿Libro presidido por la nostalgia? Crecí en un ambiente de prejuicios y ataduras. Había una tristeza flotando en toda la casa. Tristeza de la cual mi mamá no hablaba, pero que la sentíamos.

Oshinica refleja todo eso en su trayecto y lucha para romper con tales trabazones.

¿La abuela como un personaje alegórico de sumisión? Yo llegaba a la casa de mis abuelos y no podía hablar porque el abuelo se enojaba. La sumisión y el silencio frente a la autoridad del varón.

¿Camino de redención de Oshinica? En esta novela la liberación se da como el resultado de un proceso en que Oshinica decide romper con esas limitaciones donde las mujeres se borraban para ser amas de casa y madres al servicio de la familia.

¿Qué ha significado para usted la amistad con Elena Poniatowska? Ha sido todo. Cuando llegué al taller quise ser como ella y copiar su naturalidad. Sus consejos han sido lecciones de vida, más que de escritora.

Se cierra un ciclo. ¿Qué hará ahora Oshinica? El personaje tiene un pendiente, el asunto de la maternidad. Tema que me produce mucha inquietud. La madre y los hijos. ¿Qué es en realidad ser madre?

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