El Gobierno de la Ciudad de México y la editorial Fondo de Cultura Económica (FCE) anunciaron recientemente la iniciativa Ciudad Lectora, que tiene como objetivo clave convertir a la capital de México en un espacio donde sus habitantes lean mínimo, al año, cinco libros y asimismo, impulsar acciones para la erradicación del analfabetismo en los sectores marginados.
Programa que arrancó en la pasada edición presencial de la Feria Internacional del Libro del Zócalo, cuyas operaciones prioritarias se extienden hasta marzo de 2022: precisar la ubicación de al menos, 60 colonias populares de baja disposición financiera para conformar círculos de lectores; apoyo a las librerías de barrio; convocatoria de voluntarios promotores de lectura; y fomento de la creación de clubes de lectura.
“Todo parece ser una de las tantas locuras mías, eso dicen algunos; pero, sólo queremos que la gente lea: leer no es el privilegio de unos cuantos, que tienen dinero para comprar libros. Por eso esta campaña de llevar los libros a los barrios populares, allí donde viven los albañiles, los mecánicos, los vendedores ambulantes, la gente que vive al día. Nos acusan porque regalamos libros o los ofertamos a buen precio. Lo seguiremos haciendo: regalamos libros a los jóvenes para orientarlos por la ruta de la libertad”, comentó el escritor, director general del FCE, Paco Ignacio Taibo II, en entrevista telefónica con La Razón.
Hay analfabetos: habrá que alfabetizarlos; pero hay gente que sabe leer y jamás ha leído un libro: el mayor reto está en que esas personas se acerquen a los libros y fomentar en ellos el hábito de lecturaPaco Ignacio Taibo II<br>Director del FCE
¿Un acto que tiene raíces en las propuestas de Vasconcelos, un desafío? Claro que lo es, todas las propuestas de la 4T son retadoras porque atacan esquemas caducos, sé que no será fácil, pero tampoco imposible. Vasconcelos lo hizo cuando estuvo al frente de la Secretaría de Educación en el México posrevolucionario. Nosotros seguimos por esos caminos de que la lectura ayuda, fortalece el tejido social en la búsqueda de ciudadanos más plenos.
¿Cómo va el trabajo en el cumplimiento de las 22 acciones de Ciudad Lectora? Estamos abocados en el cumplimiento de esas propuestas, es un plan de trabajo que tiene sus etapas de realización. Por ejemplo, en el punto 7 de la entrega de la colección 21 PARA EL 21, lo empezamos a cumplimentar en la FIL del Zócalo: ahora estamos en coordinación con los diputados locales para la entrega de los libros en cada colonia.
¿Y los otros puntos, como ese de crear clubes de lectura en las oficinas? Estamos conversando, hay que convencer a la estructura burocrática, es quizás uno de los propósitos más retadores.
¿Y la participación de escuelas y universidades privadas? Todavía hay muchas cerradas. Trabajaremos con ellas para conformar brigadas de voluntarios en la promoción de la lectura.
¿En qué consiste la subcolección Vientitos del pueblo? El gobierno de la capital nos ayuda con una inversión de cinco millones de pesos. Tiraje de 40 mil ejemplares de cada título de los cuatro primeros de El Fisgón, la poeta María Baranda, María Luisa Puga... La cosa va en serio. Libros para niños y jóvenes con un precio de 12 a 20 pesos.
¿Siguen en marcha las librerías ambulantes? Estamos trabajando en ese tenor sobre todo en alcaldías que no cuentan con librerías. Además, logramos que 50 puestos de periódicos funcionen con ese mismo propósito y ya venden ejemplares a un costo que va de los 20 a los 50 pesos.
¿Existen datos oficiales de la cifra de analfabetismo en la capital del país? Estamos esperando datos del Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía), en realidad no hay cifras precisas. También estamos conformando un mapa de la pobreza de la Ciudad de México.
¿Cuál es a su juicio el mayor reto de Ciudad Lectora? Hay analfabetos: habrá que alfabetizarlos; pero hay gente que sabe leer y jamás ha leído un libro: el mayor desafío está en que esas personas se acerquen a los libros y fomentar en ellos el hábito de lectura. Ahí descansa el trabajo invaluable de los promotores de lectura. La Brigada para Leer en Libertad ha realizado una labor muy meritoria en ese sentido.
Dicen que su llegada al FCE convirtió a la más prestigiada editorial del país en una tribuna populista. ¿Qué opina al respecto? Me da risa todo eso. El FCE sigue siendo un sello de prestigio, sólo que ahora estamos trabajando en la edición de libros útiles para estudiantes, profesores, investigadores y académicos, haciendo énfasis en títulos de alcances diversos. Hoy usted puede comprar un libro del FCE en 40 pesos, sobre todo de la nueva colección Popular o de los cotizados Breviarios.