Centenario de su nacimiento

Truman Capote, un precursor de la novela de no ficción

En A sangre fría reproduce con virtuosismo testimonios verídicos y personales de los criminales; en Desayuno en Tiffany’s entrega una crónica de los avatares de la seductora Holly Golightly

Truman Capote, en una imagen de archivo.
Truman Capote, en una imagen de archivo. Foto: Especial

“Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio”, así se definía el cronista, narrador (cuento y novela) y guionista Truman Capote (Nueva Orleans, Luisiana, 30 de septiembre, 1924–Los Ángeles, 25 de agosto, 1984), quien este lunes arriba al centenario de su nacimiento. A los 23 años publica Otras voces, otros ámbitos (1949), donde relata la búsqueda de identidad de un joven del sur de Estados Unidos en un universo inquietante y seductor: inicio de una trayectoria exitosa que lo consagraría como uno de los grandes escritores del siglo XX.

Vendrían después las publicaciones de Un árbol de la noche y otros cuentos (1949), El arpa y la hierba (1951), Se oyen las musas (1956), Desayuno en Tiffany’s (1958), Música para camaleones (1980). Su pieza más axiomática y referida, A sangre fría (1966), novela sin ficción (novela-reportaje): una feliz familia que lo tiene todo muere a manos de dos psicópatas exconvictos que todo lo ambicionan: Dick Hickcock y Perry Smith.

Autor perspicaz, chismoso y locuaz que tuvo contacto con diversos políticos, estrellas de cine, escritores, pintores, cineastas... (Marilyn Monroe, Jacqueline Onassis, Marlon Brando, Picasso, Isak Dinesen, Coco Chanel, Mick Jagger, James Dean, Elizabeth Taylor, Richard Burton, Louis Amstrong, Duchamp...) de quienes escribió unas magníficas semblanzas reunidas en el imprescindible volumen Retratos (1987).

Me detengo en el libro A sangre fría —un crimen, una brutal ejecución—: el 15 de noviembre de 1959 aparecen muertos con el cráneo despedazado, cuatro miembros de la familia Clutter de Kansas: el padre —un rico granjero—, la madre semiparalítica y dos hijos: una simpática muchacha de 16 años de edad y un tímido varón de 15. Relato con rigor documental del asesinato y, asimismo, develación de la personalidad traumatizada de los victimarios: el frío y calculador Dick; el soñador y violento Perry.

Estudio del sentimiento de violencia de dos protagonistas discordantes como médula narrativa. Perry en confesiones que reflejan una pureza brutal y un desamparado candor. Dick titubea en el momento decisivo del crimen: propicia una atmósfera que intima a Perry a demostrar una hombría falseada: degüella a un hombre amarrado de pies y manos sin inmutarse.

Crónica de un crimen trazada con tensión absoluta. Lo más apasionante del libro descansa en los testimonios verídicos y personales de los criminales, los cuales fueron reproducidos con virtuosismo narrativo de expedición poética a través del contrapunto de dos afinidades siniestras.

Otros títulos de Truman Capote. Desayuno en Tiffany’s: crónica de los avatares de la seductora Holly Golightly, figura encantadora de una Nueva York sofisticada. Novela corta que mezcla la travesura y la candidez de una mujer genuina que sueña con la joyería Tiffany’s. El arpa de hierba: novela de trazos autobiográficos que aborda un extraño episodio acaecido en una pequeña comunidad. La soledad angustiante de dos hermanas y el sondeo por secretas aberraciones.

Música para camaleones (seis cuentos, una novela corta y siete semblanzas): índices neorrománticos, alucinaciones, barroquismo y periodismo literario en conexiones admirables.

Plegarias atendidas, novela póstuma inconclusa: regreso al cosmos de un ingenioso bisexual y amoral masajista que protagoniza conjuraciones y malevolencias contra el mundo que precisamente, convirtió al cronista y narrador Truman Capote en objeto idolatrado: una pérfida y lúdica venganza literaria. / Cien años del nacimiento de un representante legítimo de la saga barroca y gótica de la literatura del sur estadounidense.