Escuchamos a una ballena, el mar... ese sonido comienza a mezclarse con la voz de una mujer, se comunica en inglés. Hay cierta quietud, pero se percibe cómo hablan agentes de la migra, luego lo que ocurre en una garita, después un centro de detención; estamos en Playas de Tijuana, continuamos nuestro recorrido auditivo por los desiertos de Arizona, los Apaches de San Carlos nos hablan de los desplazamientos, violencia y mitos de origen, y seguimos por White Sands, una zona de testeos de misiles donde el ejército de Estados Unidos realizó las pruebas antes de lanzar las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. Es la frontera entre México y Estados Unidos.
Lo que oímos es parte de Echoes from the Borderlands, la pieza que la escritora mexicana Valeria Luiselli trabaja desde hace cuatro años con Leonardo Heiblum y Ricardo Giraldo, donde hacen “un retrato sonoro muy atento a este momento de la frontera, pero con conciencia histórica”, pues incorporan testimonios de los recorridos que han realizado en puntos de la frontera, tanto del lado mexicano como estadounidense, además de sonidos del día a día en estos lugares y archivo histórico.
“La idea es hacer una pieza sonora de 24 horas de la frontera. Son 24 horas porque, si pudieras manejar en línea recta a lo largo de la línea fronteriza, eso duraría. La pieza empieza debajo del mar, en Playas de Tijuana con sonidos de ballenas, sube a las Playas y se adentra en el territorio poco a poco. Llevamos 12 horas”, detalló Valeria Luiselli en una conversación con medios de comunicación, previo a la presentación del performance Echoes from the Borderlands en la Feria del Libro de la Frontera, en Ciudad Juárez. Es en este lugar donde por primera vez en México presenta parte de este proyecto.
La autora de Desierto Sonoro y Los niños perdidos, a través de esta pieza muestra los atropellos y violencia que enfrentan quienes habitan esta zona que divide a México y Estados Unidos.
La línea fronteriza es un invento relativamente reciente, la frontera como la conocemos nosotros tiene poco más de 100 años, realmente no tiene tanto y, sin embargo, tenemos la sensación de que es una cosa inamovible, impenetrable, inabarcable
“Es un poco identificar en viajes recurrentes cuáles son los problemas que percibe la gente, las violencias estructurales que viven. La pieza identifica un puñado de cosas que se repiten: el desplazamiento de comunidades indígenas sobre todo en el siglo XIX, la violencia minera que continúa, en el siglo XX la industrialización de la frontera y la emergencia de las maquilas, en el siglo XXI el sistema carcelario de Estados Unidos. Esa forma de acumulación de capital es resultado de violentar a las personas y el territorio las trabajamos una y otra vez, permean toda la frontera”, comentó.
Para Luiselli estos sitios divididos por un muro también nos hablan del sinsentido de estas separaciones, como lo percibe en Playas de Tijuana, donde el mar parece desafiar esa valla impuesta y en la que los migrantes o deportados han encontrado maneras de reencontrarse, de seguir en comunicación, a pesar de ese obstáculo y de la migra acechando.
“Mi sensación es particularmente del ridículo del muro en esa zona, porque la playa y el mar muestra cual absolutamente absurda es esa intervención humana, ese muro que entra en el mar y no sigue porque está el mar, ves el final de la valla y es como cuando le levantan el telón al Mago de Oz, como que ves tras bambalinas, es fake, se nota al final el absurdo”, señaló.
El proyecto también ha llevado a la escritora a reflexionar sobre la frontera, que percibe como “una idea imaginaria que sin embargo todos compramos y aceptamos de un modo muy pasivo”.
“La línea fronteriza es un invento relativamente reciente: la frontera como la conocemos nosotros tiene poco más de 100 años; sin embargo, tenemos la sensación de que es una cosa inamovible, impenetrable, inabarcable, lo que me interesa hacer con esta pieza en particular, no sólo mostrar cuán fluida es una frontera, por todos los cuerpos humanos que se mueven a través de ella, sino lo violento que es producir una frontera que luego tienes que defender”, agregó.
En el verano de este año, la autora continuará la segunda parte de la pieza sonora. Ayer comenzó su primera incursión en Ciudad Juárez con una visita en el cambio de turno de una maquila, pero el tránsito de recopilación sonora seguirá por toda la frontera de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, un recorrido que demorará seis años.
“Es como el doctorado del proyecto, es la zona más complicada de grabar, es una frontera con río, hay zonas más inaccesibles, complicadas”, explicó y agregó que cuando termine la pieza tiene planes de presentar fragmentos de ésta en museos y galerías, además de performances, aunque no descarta llevarla también a la radio.
“Lo que a mí más me gusta es poder acordar con estaciones de radio a lo largo de la frontera que cierto día del año pusieran al aire cierto tramo de la pieza, si uno va manejando por una zona de California puedas escuchar la parte de California, si sigues agarras la señal de Arizona que transmite la parte de Arizona”, finalizó Valeria Luiselli.