Por Yuliana García
Ya huele a sangre fresca, parte de ella salpicó las ropas de un hombre que se pasea con una cámara fotográfica para capturar el momento justo en el que uno de los gallos en el ruedo del palenque de Villa del Carbón, en el Estado de México, se desangre y dé fondo en la arena.
Minutos antes los billetes pasaron de mano en mano, los corredores ya han cazado 300 mil pesos. El favorito de la pelea es el giro, el del plumaje güero.
En segundos, el combate, el quinto de la noche, ya se siente encendido. El furor se respira. Tras unos instantes el gallo güero, aunque parecía más bravo, pone el pico en la tierra, luego se zangolotea, ya perdió mucha sangre, el colorado es el ganador. La frustración de los que perdieron la apuesta se guarda en los ánimos de recuperar lo perdido en el próximo encuentro.
“Es un mito de la música popular eso del gallo giro, son muchos factores los que determinan al vencedor. Podría pensar que yo que tengo años viviendo en los palenques (33 años) sé identificar desde el inicio al matador, pero no es así, si eso fuera, ya me hubiera vuelto rico con las apuestas”, confiesa Heriberto Prados, propietario de un criadero con más de 100 gallos en Tepotzotlán, Estado de México.
El hombre de 41 años explica que desde la cría del animal, la alimentación y el cuidado, se inicia el proceso de competición. “Todo importa, cómo se le haya crecido, el entrenamiento, la forma de llevarlo a la arena, el modo de soltarlo e incitarlo a la pelea, y pues intuición”.
Y aunque el semblante bravo del animal seduzca a todos en el ruedo, puede perder el más fuerte, pues un navajazo inteligente y sin estrategia del “débil”, puede dar muerte al valiente a sólo cinco segundos de haber iniciado el combate, asegura. Las peleas de gallos, un deporte tradicional o mera afición es la forma de vida de miles de mexicanos. “El gallo de combate y los palenques son una práctica que viene desde la Conquista y que se ha ido transformando. La finalidad… pues de un gusto se ha lecho un espectáculo debido a cuestiones económicas”, afirma Don Beto.
Aunque en México las peleas son con completamente legales, excepto en la capital, algunos sectores de la población están en contra de la práctica que califican de sangrienta y muy cruel.
“Si me dice usted los gallos, son mi hobby, mi manera de vivir, desde criar un gallo hasta todo, agarro, ofrezco, vendo, jueceo peleas, incluso fabrico jaulas.
Don Lalo, dueño de un criadero de 400 gallos en Tultitlán, advierte: “en este negocio uno nunca gana, al contrario, se empobrece. A mí las apuestas me llevaron a perderlo todo, al grado de que tuve que irme a Estados Unidos donde un gringo me dio un consejo: nunca vas a poder vivir de apostador, el negocio está en la crianza y la venta del animal”.
La fiesta en México dura 360 días “se lo digo, porque yo sólo descanso una semana en todo el año”, dijo.
La tradición
En México las peleas de gallos forman parte de un lucrativo negocio que las combina con espectáculos musicales en casi todas las ferias y fiestas regionales.
La arena
El ruedo está hecho de madera, el centro, repleto de tierra compactada, es marcado con un cuadro de cal dividido en cuatro partes. En este lugar los animales son colocados para iniciar el enfrentamiento. A los cinco minutos de la batalla, la navaja, colocada en la pata izquierda del animal, es renovada.
El negocio
Aun cuando en las peleas de gallos son ilegales las apuestas, éstas son el fin primario del espectáculo. Los ingresos, que van desde los 100 mil hasta los 900 mil pesos, no se reportan en la recaudación de impuestos. Estos sitios son un ambiente propicio para albergar el tráfico de drogas, la venta de alcohol y la prostitución.
La raza
Actualmente es muy difícil conseguir razas pura ya que el gallo de combate es resultado de una cruza vieja de sangres. Los sementales se obtienen de Estados Unidos, de donde se ha traído a los Johnnie Jumpers, los Blondie Rollans, los Harold Brown y los Manziel, entre otros. Todos estos gallos tienen sangre de Hatch, Claret, Whitehackles, en mayor o menor cantidad. El criador de hoy en día bautiza con su propio nombre a sus productos.
Los colores
Los hay colorados, pintos, giros, jaspeados, alimonados, retintos y negros.

