Fotos Especial
En el marco del inicio de la temporada novilleril de la Plaza México, la organización JuventudEsToros invitó, desde sus redes sociales, el sábado 4 de julio al mediodía a una clase magistral de capote y muleta, impartida por los tres noveles matadores que ayer inauguraron la primera de las tradicionales corridas de verano en el pozo de Insurgentes.
JuventudEsToros es una asociación de jóvenes aficionados dedicada a la difusión de la cultura taurina. Nació espontáneamente una tarde de aniversario en la Plaza México en 2012, como respuesta a la oleada de escandalosas protestas contra la tauromaquia. Los empresarios de la Plaza México respaldan las iniciativas de esta asociación, y como parte de las actividades didácticas que tienen planeadas para estas novilladas, comenzaron con la clase del tercio de muerte.
Afición taurina y primerizos en la plaza se dieron cita, y poco antes de las 12 horas rondaban ya la puerta principal de La México, emblema arquitectónico de la ciudad, “niños, jóvenes, adultos, solteros, no solteros, familias”, como rezaba la invitación pública. Todos discretos se asomaban al interior del lugar. Esperaban a los organizadores y al tercer espada del cartel, Carlos Casanueva.
De inicio, los interesados en la magistral se confundían con los que nada más iban por su boleto a las taquillas de la plaza. Quince minutos después, no había duda. Muchos de los interesados en las lecciones de los novilleros comenzaron a llegar ajuareados de herramientas inconfundibles del toreo: la capa, el estoque y la muleta, e incluso fueron apareciendo niños vestidos de luces, montera en alto.
La respuesta de la convocatoria, desde unas redes aparentemente nutridas, fue raquítica, un reflejo del estado actual del toreo en la Ciudad de México, otrora meca del espectáculo taurino, hoy monstruoso lugar de tendencias que cambian de luz al compás de fuerzas mediatizadoras, que un día masifican el uso de la bicicleta sin calles que lo respalden, otro día van contra lo que se exhibe que es “maltrato animal”...
El Twitter y el Facebook de la Plaza México suman 90 mil seguidores, mientras que a las mismas redes de JuventudEsToros la siguen alrededor de 13 mil tuiteros y feisbuqueros. La invitación comenzó a rodar por las pantallas desde el 1 de julio. Se presume que fue vista decenas de miles de veces. La clase de los novilleros Diego Emilio, Antonio Mendoza y Casanueva fue un evento para no más de cincuenta personas.
Para ese grupo mínimo de parroquianos afortunados se abrieron corrales, el túnel del paseillo –puerta de los héroes–, las barreras, el callejón y, por supuesto, la arena sagrada. Toda la Plaza México fue suya, y en un ambiente informal los tres novilleros describieron técnicas, jugaron con la gente, contaron experiencias, resolvieron dudas y, no sin derrochar elegancia y arte en dosis instructivas, dejaron que la gente usara sus avíos y se sintiera partiendo plaza.
Las clases se dividieron en tres etapas: el uso del capote, que no a pocos impresionó por su peso, con el que se engolosinaron los coletas haciendo figurines de las suertes de capa; los estoicos tiempos de la muleta; y la suerte máxima de matar. Los sobrecogidos invitados se repartieron entre los tres espadas en distintos rincones del ruedo, atendiendo las voces de la experiencia más cruda y franca del toreo joven de México.