La Águilas del América vencieron por 2-0 a los Pumas de la UNAM en el cotejo correspondiente a la jornada 3 del Apertura 2017, en un cotejo por demás trabado, donde las hostilidades fueron parejas y de llegadas a cuentagotas. Oribe Peralta puso el primero y Nicolás Castillo logró la igualada, durante el primer tiempo, pero en la agonía del encuentro Cecilio Rodríguez puso el definitivo, por la vía del penalti.
Apenas al minuto 4 el chileno Nicolás Castillo recogió un balón pasado el medio campo y tuvo la primera de peligro para los felinos, pero su disparo salió desviado. Luego, al 12’, el mismo jugador andino hizo un cobro de tiro libre, desde los linderos del área grande azulcrema, y su tiro apenas fue desviado por el portero Agustín Marchesín.
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No obstante, los de casa con menos llegadas eran más precisos, de tal suerte que al minuto 20, Oribe Peralta tuvo una y la definió con gran calidad. El Cepillo recibió por la parcela izquierda, y de primera definió, ante la tibia marca de Josécarlos Van Rankin, así llegó el 1-0.
Para los forasteros fue por demás complicado rebasar su medio campo, parecían dispersos en su proceder, pero al 33’ una jugada por derecha hizo llegar la redonda a los pies del argentino Formica, quien sólo prolongó para que la pelota quedara a modo al chileno Castillo y éste último empujó con la cabeza para igualar el encuentro.
Justo cuando los primeros 45 minutos ya se habían cumplido, el árbitro Erick Yair Miranda dictó pena máxima, en una decisión polémica, pues no era, pero para su fortuna, Silvio Romero, quien cobró el penalti, erró en su ejecución al poner el esférico al centro y quedito, para que el meta Alfredo Saldívar detuviera el disparo.
Para la reanudación ambas escuadras entraron precavidas y así se llevaron gran parte del segundo tiempo, hasta que al 77’ el mismo Castillo hizo una mano en su propia mano; Cecilio Domínguez, quien humilló a portero Saldívar, luego de que otra vez le acomodaron el esférico quedito y casi al centro. El resto del encuentro fue historia, los felinos ya no fueron capaces de reaccionar ante la contundencia azulcrema.