Una vez que las pacientes llegaban a su consultorio, Larry Nassar –el médico que abusó de al menos 160 gimnastas en Estados Unidos– les empezaba a hablar para crear un ambiente de confianza y normalidad. Las hacía acostarse en la camilla y con sus manos empezaba a rodear sus áreas genitales, y sin previo aviso, “sin explicar lo que iba a hacer, ni las razones para hacerlo” y “sin usar guantes quirúrgicos”, el médico les introducía sus dedos en la vagina.
Dos décadas de violaciones terminaron ayer, cuando el exmédico deportivo fue sentenciado el miércoles entre 40 y 175 años de cárcel. La sentencia se dictó tras siete días de testimonios de más de 150 víctimas y sus familiares en el tribunal de Lansing, Michigan.
El Dato: La exgimnasta Rachel Denhollander fue la primera en hablar públicamente del abuso de Nassar y presentar un informe policial en su contra.
Previamente había sido condenado a 60 años en prisión federal por pornografía infantil. Nassar trabajó en la Universidad de Michigan State y en USA Gymnastics, que entrena atletas olímpicos.
La normalidad con la que parecía operar el abuso era tal, que incluso Nassar lo llegó a hacer con padres presentes en el cuarto. Su estrategia, justamente, pasaba por presentar la práctica como un tratamiento médico avalado y legítimo. El mecanismo le resultó efectivo incluso para engañar los reportes policiales en los que, como quedó registrado en 2014, la oficina del Condado de Ingham dedujo “que los tratamientos de Nassar eran médicamente apropiados”.
“Me dijo que me acostara y abriera las piernas y sin anticiparlo, puso sus dedos secos en mi vagina”, narró en detalle ante la corte, Jennifer Hayes, quien practicaba patinaje artístico.
Nassar, de 54 años, se ha declarado culpable de abusar de siete personas en la zona de Lansing, entre ellas Denhollander, pero se permitió que en la audiencia declaren todas las víctimas que deseen hacerlo. Las mujeres narraron que el médico, sin guantes, las penetraba con las manos, sin justificación, cuando estaban en la camilla de examen.
Las mujeres, que en el momento de los hechos eran menores de edad, relataron que confiaban en Nassar, se negaban a creer lo que les acababa de ocurrir, o tenían miedo de hacer una denuncia. En ocasiones usaba una sábana o su propio cuerpo para evitar que los padres de la niña, que estaban ahí mismo en el consultorio, pudieran ver lo que estaba haciendo.
La jueza Rosemarie Aquilina alabó a las víctimas, llamándolas “hermanas sobrevivientes”, y les aseguró que su abusador pagará por su conducta.
Entre las involucradas están las gimnastas olímpicas Aly Raisman, Jordyn Wieber y McKayla Maroney.
