Mason Rudolph pasó para 131 yardas y un touchdown antes de sufrir una conmoción cerebral por un golpe indebido que le propinó en el mentón el safety Earl Thomas.
Los Steelers perdían por 17-12 y estaban en tercera y 11 en su yarda 12, a la mitad del tercer periodo. Rudolph retrocedió en la formación shotgun para enviar el pase.
La jugada se rompió, y Rudolph cayó noqueado, con los ojos cerrados, mientras recibía atención médica.
“Yo volé para buscar el balón, como suelo hacerlo. Le pregunté al árbitro qué había pasado y me dijo que una parte de mi casco lo había golpeado (a Rudolph) en el mentón. Y eso es lo que causó el pañuelo amarillo. Sigo creyendo que no tuve la intención de hacer eso”, justificó Thomas, quien firmó con Baltimore antes de esta campaña tras una trayectoria brillante con Seattle.
Rudolph volvió en sí y tuvo que caminar con ayuda de sus compañeros para abandonar el terreno, porque no funcionaba el carrito utilizado para retirar a los lesionados. Se preguntó el motivo al entrenador Mike Tomlin.
“Pregúntenle a alguien que esté a cargo de eso. Yo no manejo carritos ni nada por el estilo”, respondió el coach.
Así, el destino de los Steelers quedó en manos de un quarterback novato, quien ni siquiera fue reclutado en el Draft, sino contratado como agente libre. Pittsburgh se había quedado ya sin el astro Ben Roethlisberger por el resto de la campaña.
Hodges jugó de manera admirable, al lanzar para 68 yardas y dirigir un par de series de anotación.
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daho