Los organizadores tienen planeado ejercer extrema precaución cuando arranque el relevo de la antorcha olímpica la próxima semana, conscientes de que cualquier tropiezo podría hacer peligrar los Juegos Olímpicos de Tokio que inician en cuatro meses.
El martes los organizadores detallaron el plan del relevo, programado para comenzar el 25 de marzo en la prefectura de Fukushima, al noreste. El relevo recorrerá Japón durante cuatro meses con cerca de 10 mil corredores cargando la antorcha.
También marcará de manera simbólica el inicio de los aplazados Juegos y no hay margen de error. Si hay un tropiezo en el relevo, un brote de COVID-19, podría ser el fin de la cita de verano y la esperada inauguración el 23 de julio.
“El objetivo del relevo de la antorcha olímpica es realizar el entusiasmo”, reconoció Toshiro Muto, el director ejecutivo del comité organizador y quien está a cargo del relevo. “Necesitamos equilibrar las cosas entre atraer el entusiasmo y prevenir infecciones de COVID-19”.
El relevo recorrerá las 47 prefecturas de Japón y presenta un riesgo de transmisión del virus, especialmente debido a que gran parte del personal organizador proviene de Tokio, donde el brote de COVID-19 ha sido más severo.
Se planteó posponer e incluso prescindir del relevo, que se originó en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936. Pero esta idea fue descartada rápidamente debido a que el relevo es patrocinado por Coca-Cola y Toyota.
Japón suma 8.600 muertes por el coronavirus, una cantidad menor que otros países de su tamaño. Pero hay oposición contra los Juegos y esto se debe al temor de que el virus se propague en las aglomeraciones.
Se espera que la próxima semana los organizadores anuncien si permitirán la asistencia a los Juegos Olímpicos de aficionados de otros países.
Versiones que citaron fuentes anónimas en las semanas recientes apuntan a que no se permitirá la presencia de aficionados de otros países. Sin embargo hay presión para permitir la asistencia de invitados especiales.