La madre de las faldas de jade

Matlalcueye, la diosa en que se inspiraron las mexicanas de nado sincronizado

Las nadadoras mexicanas hicieron un gran homenaje a esta diosa en su rutina de nado sincronizado en los Juegos Olímpicos de París 2024

La diosa en la que se inspiraron las nadadoras de sincronizado no pudo haber sido otra.
La diosa en la que se inspiraron las nadadoras de sincronizado no pudo haber sido otra. Conade / La Razón.

Y de pronto, una de las nadadoras mexicanas salió del agua, como diosa, lanzando de su boca un chorro de agua que pronosticaba lo espectacular que iba a ser la rutina del equipo que representa a México en el nado sincronizado en los Juegos Olímpicos en París.

Enfundadas en un traje de baño colorido, tanto como el ánimo de propios y extraños en el complejo en el que se realizó la final de rutina acrobática y en la que pese a que terminaron en 7° lugar, se ganaron todavía más la admiración de mexicanas y mexicanos que siguieron su camino a París, desde incluso antes de que vendieran artículos para poder viajar a su sueño olímpico.

La rutina acrobática que incluyó esa escena que permanecerá en la memoria de los fanáticos y fanáticas del nado sincronizado, se inspiró en Matlalcueye, una diosa a la que estas talentosas nadadoras quisieron hacer un homenaje con su talento en el agua.

¿Quién es Matlalcueye, la diosa en que se inspiraron las mexicanas de nado sincronizado?

Esta es la primera vez en que en unos Juegos Olímpicos se presentan las rutinas acrobáticas y las mexicanas para nada decepcionaron. Ofrecieron en su rutina, un homenaje a Matlalcueye, diosa tlaxcalteca de las aguas terrestres y de la lluvia.

Su nombre quiere decir "La de la falda azul" en náhuatl y su historia cuenta un vínculo amoroso trágico; los tlaxcaltecas aseguran que ella fue la segunda esposa que tuvo también Tlaloc y que involucra también a un volcán, el de Cuatlapanga.

Cuatlapanga era un guerrero que vivía enamorado de Matlalcueye; él fue enviado a una misión y a ella le llegó la falsa noticia de que él había muerto en la guerra, cuando lo que había recibido era un fuerte golpe en la cabeza que lo dejó sin conocimiento durante un largo tiempo. Cuando él regresa a ver a Matlalcueye, se da cuenta que ella murió de tristeza y él, destrozado, fue a su tumba para desplomarse y llorar hasta convertirse en piedra.

¿Te suena conocida la historia?

Si es así, es porque la historia que te acabamos de contar es la trágica de amor de La Malinche, nombre con el que popularmente se conoce a Matlalcuéyetl. Ella fue la que sirvió de inspiración a las sirenas mexicanas este día en su rutina acrobática en los Juegos Olímpicos.

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