Sheffield Wednesday, un histórico equipo de la Championship, ha causado revuelo con una nueva política que prohíbe la entrada al estadio de aficionados que usen playeras piratas del club.
La decisión, anunciada a través de un comunicado oficial, tiene como objetivo frenar las pérdidas económicas que el equipo ha sufrido debido a la venta de productos no autorizados.
El club inglés informó que a partir de esta temporada, solo los aficionados que porten camisetas adquiridas en las tiendas oficiales del club podrán ingresar al estadio de Hillsborough.
Según dijo un representante del equipo, “Para nuestros juegos como locales, será obligatorio portar las camisetas adquiridas en nuestras tiendas oficiales.”
Esta medida también incluye la opción de expulsar a aquellos que no cumplan con esta política durante los partidos en Hillsborough. Sin embargo, la regla no se aplicará en partidos como visitantes.
Esta decisión ha llevado al club a invitar a sus seguidores a comprar las playeras oficiales del Sheffield Wednesday, que tienen un costo de 69 libras esterlinas (1650 pesos aproximadamente) para las de manga corta y 77 libras (unos 1850 pesos) para las de manga larga.
El equipo espera que esta política no solo aumente sus ingresos, sino también proteja su marca y productos de la competencia desleal de la piratería.
Decisión genera críticas
La nueva política generó una ola de críticas y debates. Los detractores argumentan que el club debería enfocarse en mejorar su desempeño en el campo en lugar de imponer restricciones a sus aficionados. Sheffield Wednesday no atraviesa su mejor momento deportivo; después de 25 años sin jugar en la Premier League, el equipo estuvo a punto de descender de la Championship la temporada pasada.
Aunque la temporada actual comenzó con una destacada victoria de 4-0 contra Plymouth, las críticas a la política de las playeras piratas persisten.
Sheffield Wednesday ha enfrentado dificultades económicas y acciones legales debido a la piratería, lo que ha llevado a esta estrategia más estricta para proteger sus intereses.
La polémica en torno a esta política refleja el desafío de equilibrar la lealtad de los aficionados con las necesidades económicas del club. Mientras algunos hinchas apoyan la medida como una forma de proteger la marca del equipo, otros la ven como una imposición en un momento en que el equipo necesita el apoyo de todos sus seguidores.
