Alexa Grasso perdió su título mundial de peso mosca frente a Valentina Shevchenko en una pelea que, aunque efectiva para la peleadora kirguisa, dejó mucho que desear en cuanto a espectáculo.
El único camino que parecía viable para que Alexa retuviera el cinturón era el nocaut, pero Shevchenko no dejó espacio para que la mexicana pudiera explotar su explosividad y striking.
Valentina, con una estrategia calculada, cerró la distancia, controló el ritmo del enfrentamiento y evitó riesgos innecesarios. Su dominio en la lona le permitió controlar la pelea, neutralizando las herramientas más peligrosas de la mexicana.
Aunque el combate careció del dinamismo esperado en un escenario de campeonato mundial, Shevchenko ejecutó su plan a la perfección, llevándose el triunfo y recuperando el título. La falta de espectáculo no fue motivo para que la kirguisa lograra su objetivo principal: salir victoriosa en una contienda donde su inteligencia y precisión fueron clave.
