Sir Bradley Wiggins, una de las mayores figuras del ciclismo mundial, atraviesa un momento crítico en su vida tras retirarse del deporte profesional. El atleta fue reconocido por ser el primer británico en conquistar el Tour de Francia en 2012 y condecorado con ocho medallas olímpicas (cinco de ellas de oro).
Actualmente, el nacido en Bélgica, pero de padre australiano y mamá inglesa, se encuentra en una grave crisis financiera que contrasta drásticamente con su legado deportivo, enfrentando una deuda que asciende a casi 2.5 millones de dólares.
Su empresa, Wiggins Rights Limited, creada para gestionar sus derechos de imagen, entró en liquidación voluntaria en 2020, con una deuda inicial de un millón 229 mil dólares. Sin embargo, este saldo se disparó en los últimos años.
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Georgina Eason, especialista de la firma de contabilidad MHA Macintyre Hudson, declaró que las investigaciones recientes han revelado un incremento considerable en las deudas asociadas a la empresa.
“Recibí respuesta de terceros en relación con el acceso a los libros y registros de la empresa. Como resultado de estas investigaciones, he podido sustanciar el aumento de la reclamación dentro del procedimiento de quiebra del Director (Wiggins)”, explicó la experta encargada.
Un Tribunal del Condado de Lancaster declaró oficialmente en bancarrota a Wiggins. Esta decisión permitió a los fideicomisarios tomar control de sus activos para intentar saldar las deudas con los acreedores. No obstante, hasta noviembre, los liquidadores aún no habían recibido los pagos pendientes, agravando su situación financiera.