Toros

Desasistida y descabellista tarde de confirmación

Dio inicio la corrida de confirmación del sevillano Borja Jiménez en mano a mano con el Flores de Apizaco y el Aguilar más joven de Aguascalientes.

Arrimadas de poder y enjundia del confirmante sevillano Borja Jiménez.
Arrimadas de poder y enjundia del confirmante sevillano Borja Jiménez. Foto: Especial

Con algunas notas perdidas de la Novena de Beethoven en sendo ensaye del corno en la orquesta de la Plaza México, toros de San Constantino, descargados en la ciudad desde Soyatlán del Oro, Jalisco, pocos ánimos, aunque turgentes en el rondel y un encendido de cielo andaluz con poco más de diez mil voceríos, dio inicio la corrida de confirmación del sevillano Borja Jiménez en mano a mano con el Flores de Apizaco y el Aguilar más joven de Aguascalientes.

Con aplauso para Eduardo Kingston, rehiletero fallecido, Triunfador, para Jiménez, oro y perla, fue suerte lúcida y calma de pasado el medio tonelaje de zaina suerte, tocada por natural el bocinero que dio mucho al saludo, al quite, por banderillas de un Sánchez muy sobresaliente y vino a menos hasta pasando la buena faena de aplausos.

Generoso, 532 kilos de bragada estampa y un pico de bizques del ala izquierda, largo y tronchado, rabón y enmorrillado, salió para un tlaxcalteca, purpúreo y oro azabache, muy dispuesto veroniqueando, con brindis enlagrimado al padre enfermo. Con mucha justeza de burel y, en el desaliño, una o dos luces para un capote firme que acabó en un primer descabelle.

Perseverante, el más pesado por nada de esta tarde, listón bien puesto de sombrero, no le hizo valer la seda cereza y el entreverado oro a Miguel Aguilar que, porfiado, buscó entre el respetable una simpatía por todo el pandero.

Emprendedor, 524 kilos de movidez, rabo y braga de listón, varió distinto a un Sergio Flores menos atormentado, más impuesto para torear con toda su percha de pases, naturales, derechazos, por espaldas, de pecho, abajeñas, las manoletinas que en el segundo de nada valieron, todo para el triunfo del esfuerzo del padrino.

Quinto, altísimo, quinto larguísimo, quinto variadísimo, Observador, negro en negro de 531 kilitos, fue bicho para coleta Borja confirmado, con mucho sentimiento y poder. Ante un rajón de palitroque, y más o menos machacado en segundo tercio por Vicente Fernández, José Luis Angelino y sin juez Brown, el de Sevilla subió al centro y por cercanías a los regados tendidos. Alegraba con pases andantes, pero su cornúpeta huía, que hasta vendió cara su muerte de aviso ante varios malos descabellos que casi hieren a un mirón del callejón.

Y, finalmente, Soñador, sueltísimo veleto, reclamado, sirvió para torear a un hidrocálido enovillereado.