Fiesta taurina

Sin Toros se vive triste inicio de aniversario de la Plaza México

Tarde de nuberío, tarde fría y con 20 años de ausencia de la ganadería potosina de Pepe Garfias en el coso de Insurgentes

Borja con el triunfo comprometido, ayer.
Borja con el triunfo comprometido, ayer. Foto: Especial

Tarde de nuberío, tarde fría y con 20 años de ausencia de la ganadería potosina de Pepe Garfias en el coso de Insurgentes, nos reunimos una vez más a lamentar que fuimos a una arena sin toros pero con los Siempre así tratando de provocar algo en los tendidos.

Rodando los 470 kilos, Ovejero fue la suerte primada para un Sánchez, esmeralda en oro y pedrerías, que lidió cuesta arriba con un burel rebrincón de muy poca clase y acaso medio recorrido.

Eterno, pequeñuelo zaino, morrillo sí pero cortísimo ni de 470 kilos, fue un rechiflado incómodo para un Borja serio que, confiado, con su vestido perla y oro blanquecino, fue desarmado para empezar el tercio muletista y denotó además de inconformidad, desasosiego.

Hechicero no hizo magia para su coleta, Luis David, plúmbago en recamado dorado y detalles envinados, y volvió a los corrales, malherido, acaso sí transmitiendo, y sacando de quicio a más de una decena de espectadores inconscientes que parece que no ven a los toros.

Guantero, 468 kilos de cárdeno oscuro en cornivuelto corto y ojito de perdiz, resultó otro lisiado que, desclasado, se echó y se caía a cada pase, y ya muy despostillado destriunfó.

La segunda tanda no fue mejor, a pesar de la labor de un Sánchez que porfió varias bregas con su Don Pepe, el primero de media tonelada.

A pesar de Tabaco y ron, de mejor transmisión pero más que justo, que causó varios oles esperados en la tarde por chicuelinas antiguas, que por la voluntad de su sevillano, otorgó apostilla de apéndice muy obligada.

A pesar de Centauro, media tonelada y estampa mexicana de toro, astifino paliaperto enmorrillado cárdeno oscuro, que callejoneó escupiéndose del pandero. El Adame recorrista volvió a subir la cuesta del ganadero para hacer guardia de su estoconazo de un concierto poco atendido.