Fuegos pirotécnicos, emoción desbordada y una noche para el recuerdo fue lo que dejó la victoria de Saúl Canelo Álvarez sobre John Ryder en el Estadio AKRON de Guadalajara.
El Canelo defendió por segunda ocasión el campeonato mundial indiscutido de las 168 libras en una noche que se pintó verde, blanco y rojo.
Playeras, gorras, ponchos y atuendos completos del Canelo. La afición que se dio cita en el Estadio AKRON vino preparada para la fiesta. El boxeador tapatío no decepcionó.
Álvarez Barragán y Ryder se enfrascaron en una guerra de 12 asaltos. “Canelo, Canelo, Canelo..”, gritaba la gente para empujar al hijo pródigo de Guadalajara. Funcionó.
Saúl Álvarez tiró un par de veces a John Ryder. El AKRON explotó con el recto del boxeador mexicano, impulsado por los 12 años en los que peleó fuera de casa.
Gritos de victoria, aficionados pidiendo el final de la pelea, pero el inglés se resistió a ser noqueado en suelo azteca. La afición en el estadio eliminaba la gradas con unas pequeñas pulseras del Canelo.
El Cielito Linda apareció, coreado casi al unísono por los 50 mil espectadores que llenaron la casa de las Chivas.
La ola tampoco faltó, los mexicanos pusieron el sabor y marcaron el ritmo al que los púgiles bailaron; intensos, aguerridos.
El ambiente de fiesta cerró cómo empezó, con la afición llenando los pasillos del Estadio AKRON.