El alpinista mexicano Héctor Ponce de León platicó en exclusiva con La Razón acerca de su más reciente escalada, que fue en el Kilimanjaro (en Tanzania), la montaña más alta del continente africano, el pasado 30 de septiembre.
“En el Kilimanjaro buscábamos establecer un récord que finalmente no se consiguió, pero fui la segunda persona en el mundo que subió el Kilimanjaro empezando desde el nivel del mar, desde una playa en Kenia hasta su cima de 5 mil 900 metros”, señaló Ponce de León, quien consiguió el segundo mejor tiempo mundial en escalar esta montaña.
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“Yo buscaba, partiendo desde la playa, hacerlo en menos de 24 horas, pero lo hice en 31 y esto implicó 300 kilómetros en bicicleta por carreteras bastante peligrosas”, agregó.
Por otra parte, Ponce de León, quien lleva tres décadas dedicándose al alpinismo, admitió que siente miedo antes de involucrarse en una nueva aventura.
“El miedo mayor se da en los días previos, estás totalmente invadido por el miedo y los nervios, te imaginas todas las cosas que pueden salir mal, pero ya que estás metido en la actividad no hay ni espacio en tu cabeza para sentir miedo”, remarcó el también empresario.
Ponce de León comentó que independientemente de la concentración, el temor puede manifestarse en cualquier momento, por lo que es importante estar preparado para saber cómo reaccionar ante dicho escenario.
“Hay momentos en los que aún en ese estado de concentración de repente ocurre algo y sientes cómo se puede venir el miedo muy grande y puedes cometer errores. Tienes que prepararte para saber cómo vas a responder cuando llegue el miedo y que aún con ese temor sigas siendo funcional, para lo que buscas situaciones que te expongan al miedo y buscas estrategias; cada persona responde distinto”, expuso el alpinista respecto a ese tema.
Aunque todavía no lo tiene definido, el alpinista mencionó que le gustaría que su próximo reto sea una escalada pura en Yosemite, California.
“Quiero que sea escalada pura, no lo tengo bien definido, pero en mayo del próximo año quiero proponer una gran pared de hielo y estoy pensando en Yosemite; eso es lo que más me está apeteciendo”, comentó a La Razón.
Acerca del nacimiento de su afición por el alpinismo, el capitalino confesó que el gusto comenzó en su adolescencia, gracias a su padre.
“Yo empecé a hacer montaña a los 12 años, cuando mi papá me llevó al Popocatépetl y desde esa vez quedé fascinado con la montaña y las alturas y la verticalidad, y desde entonces yo me acuerdo que no quería hacer otra cosa, mi adolescencia fue todos los fines de semana suplicarle a mi papá que me llevara a la montaña otra vez”, remató.