El próximo fin de semana se acerca uno de los enfrentamientos más apasionantes del futbol mexicano, el Clásico Capitalino entre Pumas y América. Aunque a primera vista pueda parecer una rivalidad basada únicamente en la geografía, la historia nos demuestra que va mucho más allá.
Todo comenzó el 1 de junio de 1962, cuando el Club América dio la bienvenida al conjunto de Pumas en la primera división. En aquella ocasión, las Águilas se impusieron 2-0 sobre la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La chispa que encendió el fuego de esta rivalidad surgió en aquel primer partido, que terminó en una pelea entre jugadores, sentando las bases para futuros enfrentamientos. En un periodo de seis años, ambos equipos se enfrentaron en tres finales, aumentando la tensión entre ellos.
La primera final ocurrió en la temporada 1984-1985, donde el marcador terminó empatado 1-1 en el Estadio Azteca, y la vuelta en el Olímpico Universitario, el cual no llegó a su fin debido a una tragedia en el túnel 29, donde una estampida dejó decenas de muertos y heridos, convirtiéndose en uno de los episodios más oscuros del futbol mexicano.
Para determinar al campeón, se tuvo que jugar un tercer partido en La Corregidora, en Querétaro, donde las Águilas se llevaron el título. La segunda final, en la temporada 1987-1988, nuevamente favoreció al América, con un marcador final de 4-2.
Fue la tercera final la que rompió el dominio de los azulcremas, con un gol del Tuca Ferretti que aseguró la victoria para los Pumas en la vuelta, llamado históricamente como "el Tucazo".
Estos tres enfrentamientos consolidaron la rivalidad deportiva, además de que también revelaron diferencias económicas entre ambos clubes. Mientras que Pumas representa a la UNAM, la principal institución educativa de México, el América está asociado con Televisa, un gigante mediático con poder en la historia del país.
mmt