El seleccionado mexicano, Julian Quiñones, vivió una jornada de terror en el partido de la Copa América entre Venezuela y México, donde el Tricolor se llevó la derrota 0-1 debido a un penal que cometió el jugador de 27 años, quien fue señalado como el principal responsable de este marcador.
El partido se decidió por un solitario gol de penal convertido por Salomón Rondón, consecuencia de una falta provocada por Quiñones. Este error resultó marcar la diferencia y desató miles de comentarios de desagrado entre la afición mexicana, manifestó su descontento a través de las redes sociales.
Los comentarios negativos y los memes en contra del delantero inundaron las plataformas digitales, obligando al jugador a restringir sus cuentas en redes sociales para protegerse del acoso. A pesar de las críticas, hay quienes reconocen que la responsabilidad de la derrota no recae únicamente en el ahora futbolista del Al-Quadisiyah.
En Instagram, la cuenta oficial del examericanista ha sido configurada como privada, impidiendo que los seguidores dejen comentarios en sus publicaciones. Aunque en su usuario de X, el jugador no realizó ningún cambio a su cuenta con más de 134 mil seguidores, sin embargo, en esta red, las críticas siguen siendo intensas, haciendo tendencia su nombre.
Sin embargo, no todos los mensajes son negativos; algunos aficionados han salido en defensa del mediocampista, argumentando que el futbol es un esfuerzo colectivo y que el equipo completo tuvo oportunidades claras que no supo aprovechar para empatar el partido.
Julián Quiñones al borde de las lágrimas tras el penal
Julián Quiñones se había llevado las palmas después de sus recientes participaciones en los encuentros de la Selección Mexicana, sin embargo, ese panorama cambió de un momento a otro al cometer un penal que sumaría al resultado para la derrota del Tricolor.
El partido contra la Vino Tinto resultó ser una prueba difícil para el examericanista, quien a pesar de sus intentos por desestabilizar a los venezolanos, sus esfuerzos no dieron frutos, sólo sirvieron para aumentar la tensión en un encuentro.
Al finalizar el partido, se pudo ver al jugador sentado en la banca, con las manos cubriendo su rostro, levantándolo ocasionalmente para dejar entrever lágrimas en sus ojos. La frustración y la impotencia de haber provocado el penal que México no pudo revertir eran evidentes.
A pesar de que el equipo tuvo una clara oportunidad de empatar el juego, no lograron concretarla, dejando a Quiñones sumido en la desesperación. Ahora, deberá trabajar para recuperar la confianza y el apoyo de la afición, mientras el equipo mexicano lucha por avanzar en la Copa América.
mmt