El futuro es un celular

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Hasta hace unos años, lee el escorpión en la pantalla de su celular, el número de líneas telefónicas terrestres por cada centenar de habitantes era uno de los índices del desarrollo de los países. En México, en 1985 había cinco líneas telefónicas alámbricas por cada cien habitantes; en 1990 había seis, en 2000 se duplicó a doce y en 2013 llegó a diecisiete. La prioridad era tender cables y levantar postes, aun en medio de la desigualdad entre zonas urbanas (desarrolladas y conectadas) y zonas rurales (aisladas y sin cableado para conexión). No obstante, a partir de la última década del siglo XX, la revolución tecnológica de la telefonía celular se expandió con las ventajas de ubicuidad y cobertura hoy de todos conocidas.

Para 2013, en todo el mundo la telefonía celular desplazaba a la alámbrica, pero en México aún se buscaba ampliar el cableado telefónico, cuando lo urgente era desarrollar la otra tecnología, pues en ese año las líneas celulares comenzaron a multiplicarse exponencialmente. En 2015, la cifra probada mostró a siete de cada diez mexicanos con celular y se previó para 2035 la fecha feliz en la cual todos los mexicanos, excepto quienes no lo quieran, contarán con uno de estos dispositivos. El alacrán lee esta información en el ensayo sobre el futuro de las telecomunicaciones de Raúl Trejo Delarbre, publicado en el libro El futuro de México al 2035: Una visión prospectiva, coordinado por Manuel Perló Cohen y Silvia Inclán Oseguera (IIS-UNAM, 2018). El lector puede obtenerlo sin cargo aquí http://rtrejo.wordpress.com/

"Se previó para 2035 la fecha feliz en la cual todos los mexicanos, excepto quienes no lo quieran, contarán con uno de estos dispositivos".

Hace unos días el venenoso también se enteró de la creación de la Agencia de Operación e Innovación Digital de la Ciudad de México, cuyos ambiciosos objetivos van desde transparentar todos los recursos públicos utilizados por el gobierno de la ciudad hasta digitalizar la realización de todo trámite vía celular, por ser ésta la única forma, y la de mayor frecuencia, en que se conectan a internet los segmentos de la población de menores ingresos.

Para ello deberán ampliarse las redes de acceso público a internet y el celular deberá ser un mecanismo ligero, amigable y de una experiencia usuaria muy intuitiva; así podrá establecerse su uso como una puerta de acceso al gobierno, comentó el próximo titular de la agencia, José Merino.

Oculto en su grieta en la pared, y como el escorpión del cuento de José Revueltas, el arácnido leyó en su pequeña pantalla las amorosas palabras de los usuarios de internet: derechairo, pejezombie,  fanático, feminazi, chayotero, corrupto, clasista, racista,  pobretón, pederasta, hostigador, el patrón ya dio la orden... Y confirmó lo inevitable: el futuro es un celular.