Concha Buika: "las mujeres con ideas no envejecen"

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Foto: larazondemexico

Su vínculo con México es profundo. El amor por la música de nuestro país se asentó después de que Buika, con el compositor y pianista cubano Chucho Valdés, llevó la música de Chavela Vargas a discos como El último trago. Su combinación de bolero y flamenco se dará cita en el Teatro de la Ciudad para recorrer sus éxitos, pero también presentar su más reciente disco, Deadbeat, y luego estará en el Carnegie Hall de Nueva York, entre otros recintos.

Buika, española nacida en Baleares pero con raíces guineanas, es una cantante de flamenco, hija de exiliados políticos de Guinea Ecuatorial. Su primer disco, Mestizüo, salió a la venta en 2000; en 2008 colaboró con la cantante de fado Mariza. En 2009, El último trago —grabado en Cuba, en los Estudios Abdala, con Chucho Valdés y su cuarteto— le valió su primer premio Grammy al mejor álbum de música tradicional tropical. Dos canciones suyas, “Por el amor de amar” y “Se me hizo fácil”, fueron elegidas por Pedro Almodóvar para la banda sonora de la cinta La piel que habito.

¿Sigue siendo el amor la fuerza rectora de tu música? El amor y el desamor están en todas las cosas de la vida. Tú miras un avión y dices “coño, tío, los que se inventaron esto para volar lo hicieron por puro amor”. Todo está hecho por y para el amor y el desamor, aunque no lo parezca.

¿Cómo han influido Chavela Vargas y Chucho Valdés en tu trayectoria? Siguen presentes en lo que hago, me acompañan. Chavela confió en mí y eso me dio fuerza para continuar con mi carrera y con la canción mexicana. Me encantó haber tocado ese género que los profesionales mexicanos defienden con tanta fuerza y elegancia, inspirando a gente de otros países. A mí todo eso me ayudó mucho. Imagínate yo, con Chucho Valdés, él cubano y yo española: de pronto la música mexicana nos atrapó. Chavela nos dio el empuje para hacer algo así. Sin embargo, desde joven he sido programadora de música electrónica, de sonidos. Arranqué mi carrera con un disco más tirado a los ritmos electrónicos y urbanos; era una asignatura pendiente, que en algún momento tenía que retomar. Ahora es el tiempo y lo hago con mi más reciente disco. Cuando me llegó esta especie de inspiración para volver a mis principios me acordé de Tina Turner. Cuando cumplió cincuenta años dijo: “Soy la reina del rock”. A esa edad afirmó: ésta es mi música, el pop. Muchos productores le dijeron que estaba mayor para esa música pero, muy sabia, contestó: “Mi música no tiene edad”. Tenía razón, sacó su primer disco y fue un éxito total. Se puso una buena minifalda y lo hizo. Ése es el espíritu que me inspira, que también es el espíritu de Lola Flores, por ejemplo. Las mujeres con ideas no envejecen.

¿Existe el lado oscuro de la música? Sí: es la industria de la música. Siempre ha existido y existirá, aunque cada vez con menos fuerza, si Dios quiere. Yo amo la música pero odio la industria, que es difícil e injusta con los artistas y es un mundo muy feo, del que en cierta manera dependemos. Es verdad que no debes odiar al ente del que dependes, pero no te queda más remedio cuando ves cómo funciona. La industria de la música se ha dedicado a extorsionar, aniquilar y tratar muy mal a los artistas. No te puedo mentir. Es que, encima, nos acostumbran a salir y decir que todo es muy bonito, pero yo no tengo miedo de nada, porque el público me hace fuerte. Las instituciones no me dan miedo. La industria de la música es lo peor, convierte a los artistas en gente miedosa y dependiente.

"He hecho un repertorio que narra los últimos años, desde que empecé con Mi niña Lola hasta ahora, también con los temas de El último trago, en honor a Chavela”.

¿Qué vamos a ver de Concha Buika en México? Me estoy despidiendo de una etapa hermosa y estoy pasando a otro color de las canciones. Digamos que estoy en el cierre de una etapa para darle la bienvenida a otra, o sea que va a ser un concierto emotivo. Voy a México, tierra madre de la música, así que he hecho un repertorio que narra los últimos años, desde que empecé con Mi niña Lola hasta ahora, también con los temas de El último trago, en honor a Chavela. Va a ser una especie de recorrido musical de estos últimos años de música. Me acompaña un gran equipo: una saxofonista, una bajista, una teclista y un baterista.

¿Por qué decides cerrar esta etapa? Es lo que hay que hacer en la vida. Para avanzar hay que deshacerse de cosas, de viejos conceptos, de viejas canciones y de esa ropa en el baúl que ya no te vas a poner. Es una limpieza de armario.

¿Qué implica esto a nivel musical? Algunos cambios de mentalidad con respecto a credos del pasado porque, quieras o no, tus pensamientos son la forma en que funcionas. Lo que sientes está en tus canciones, cuando eres sincero con tu música. Pones en ella lo bueno y lo malo. Nosotros, los artistas, vivimos del hambre más que de la comida: tu mundo es la investigación y no la comodidad. Tienes que acostumbrarte a la incomodidad, debe ser tu medio, aunque los periodos de incomodidad dan pánico. La vida es muy larga, hay que luchar, mi terminología es la de la lucha constante, y este nuevo paso se debe a esto, a que debo seguir en la lucha.

Dices que esta nueva etapa deviene de tus inicios de programadora. ¿Cómo la defines? Cuando era muy joven necesitaba siempre de alguien para sacar mis canciones. Requería que programara los temas, que los grabara. En mis inicios tenía siempre que pagar un precio por ello, porque los chicos se reunían, tomaban cervezas y lo hacían, pero para una cantante era más difícil: tenías que dar shows, dinero o dejarte meter mano. Un compañero me dijo: “Déjate de cosas: cómprate un equipo y aprende a programar”. Le hice caso. Muy jovencita me compré mi equipo, mi ordenador, mi tarjeta de sonido y mi micrófono, y con los años me convertí en una buena programadora. Se me da bien programar. Eso me ha ayudado muchísimo en toda mi carrera. Me hizo independiente.

El regalo más grande que le puedes hacer a una persona y más aún a una mujer es su independencia. Y perdóname que sea tan incisiva con el tema de las mujeres: el regalo más grande que se le puede hacer a una mujer en esta vida es el de no necesitar. No defiendo a la mujer por encima del hombre, es muy cierto que la mujer hoy está avanzando y hay muchos hombres de nuestro lado, eso es una gran ayuda, pero ahora mismo es algo que recomiendo a mis colegas. Muchas de ellas se han quedado colgadas con los cambios que ha traído la música. Si estás dependiendo de un productor y de un sello discográfico es hora de mirar hacia la independencia.

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