El corrido norteño se le arrimó a la prima country hace unos meses, cuando Los Tigres del Norte se refinaron “Folsom Prison Blues” en español. La música del campo de aquí y de allá cruzaron sus caminos y sus historias trágicas. Se presentaron en la famosa cárcel de California donde Johnny Cash fue a tocar en 1968 y de paso realizaron el documental dirigido por Tom Donahue para Netflix, sobre la vida de los prisioneros.
En Cash, su autobiografía, Johnny dedica varios pasajes a la canción desde que la escribió en 1953, mientras estaba en el ejército. Al considerar cuál era la peor razón de una persona para matar a otra, su mano disparó: I shot a man in Reno just to watch him die (Maté a un hombre en Reno sólo para verlo morir). En 1955 recibía carretadas de cartas desde los presidios que doce años después visitó para tocar y grabar los discos de San Quentin, Tennessee y Österâker en Suecia.
Cuando grababa At Folsom Prison, los hermanos Hernández integraban en Sinaloa el grupo que un tira fronterizo bautizó como Los Tigres del Norte, tal vez el conjunto más popular de corrido norteño en México y Estados Unidos.
"Hace unos meses, Los Tigres del Norte se refinaron 'Folsom Prison Blues' en español".
Yolanda Montero Rivas apunta en Historia de la música popular mexicana: el corrido es "un género épico-lírico y narrativo" que se canta en México desde 1810 para contar los sucesos entre poblaciones. Su culminación como género popular fue durante su tercer periodo, el de la Revolución. En el sur se cantaba la bola sureña; en el norte, el corrido.
Los Tigres del Norte reclamaron la jefatura del periodo postrevolucionario, el del narcocorrido. Quién mejor que ellos para traducir la canción carcelaria con la compositora bilingüe Ana Cristina Cash y asesorados por el hijo de June, John Carter Cash. Las visitas y los conciertos en la cárcel son parte del documental de Tom Donahue, Los Tigres del Norte at Folsom Prison, con la producción musical de Gustavo Santaolalla. Una idea que Zach Horowitz, presidente de Universal Music, le propuso a Jorge Hernández para celebrar los cincuenta años del disco de Cash y también del de Los Tigres, un pretexto para mostrar a rejas abiertas la situación carcelaria.
Inicia con datos y testimonios duros: en la nueva generación de prisioneros, 43 por ciento son latinos. Las historias van desde el que lo niega todo, la mujer que reincidió y el que empieza: estoy aquí porque maté a un hombre en un robo. Después de muerto, El Hombre de Negro le sigue cantando a los prisioneros que están ahí porque son víctimas de los tiempos.