La Dïéresis, editorial artesanal fundada y dirigida por la escritora, editora y artista del libro Anaïs Abreu D’Argence (Ciudad de México, 1982), rescata los valores estéticos que un libro, como objeto, puede contener. Se trata, afirma, de “que el vínculo entre el texto y su continente (es decir, el libro en sí mismo) sea estrecho y significativo”. La Dïéresis participó en la London Art Book Fair. Ahí, Anaïs Abreu exhibió dos de sus más recientes libros de artista: Against y Kind of Blue. En 1959, Miles Davis (Alton, 1926-Santa Mónica, 1991) compuso Kind of Blue, el disco que es su obra maestra. En 2019, Abreu D’Argence publicó Kind of Blue: piezas o poemas tridimensionales escritos, creados, impresos y encuadernados por la propia artista, que rinden homenaje al genial jazzista y a su trompeta. La editora también creó Against, un libro sobre Virginia Woolf (Londres, 1882-Sussex, 1941).
Sobre Kind of Blue, del que cada ejemplar está pintado a mano con acuarela, escribiste que “pretende mostrar los distintos tonos de dolor emocional que me han habitado durante una crisis existencial bastante extensa. El título proviene, evidentemente, del disco de Miles Davis. Por eso está, en parte, dedicado a él. También lo está a mi padre (á. a), quien me enseñó a escuchar la música a todos los niveles […] Mi conexión con mi padre está y estará presente: lo veo sin verlo, lo huelo sin olerlo, lo toco al hacer este libro y lo escucho en Miles”. La pregunta es: ¿cómo percibes la orfandad paterna a través del paso del tiempo?
Uf. La sola pregunta me apuñala. Me logro sacar la daga para darte una respuesta un poco más clara. No soy huérfana y al mismo tiempo elijo serlo en este momento de la vida. Lo comento porque creo que son dos condiciones absolutamente distintas: la orfandad real y la elección. No sé si porque en el segundo caso una se aferra a pensar que algún día ese vínculo encontrará (por sí solo) una especie de sanación o simplemente porque nos recuerda que hemos tomado decisiones duras para poder avanzar. Pero el espacio vacío está y nada lo va a llenar.
¿Cómo fue el proceso de otorgar en Kind of Blue una tonalidad de azul a cada sentimiento expresado (tristeza, pena, melancolía, desconsuelo, desdicha, quebranto, nostalgia, angustia, infelicidad, desaliento, congoja y/o depresión)?
La elección de tonalidades fue más bien una especie de ejercicio vibratorio. Me parece que las emociones tienen vibración, así como los colores. Digamos que apelo a eso que permite a muchos ciegos diferenciar un azul de un rojo. Así pues, toqué los colores y los sentí. Digamos que es un libro creado a partir del tacto, aunque lo que más pueda llamar la atención sea lo que se mira en la diferencia de gama. El espacio totalmente vacío tiene mucho que ver con la pregunta anterior: un rectángulo final sin color, sin forma, sin nada. Así se siente la orfandad elegida. Así se siente también la depresión: un no ser / no estar / no pertenecer.
"La desaparición de Virginia Woolf, plasmada mediante su desvanecimiento fotográfico, parte de una reflexión sobre la invisibilidad de las enfermedades mentales".
Dentro de Against se encuentran tres intervenciones. La primera es una fotografía de Virginia Woolf que se desvanece. Dejas constancia de una desaparición. ¿Cómo percibes la desaparición del sujeto en términos de Maurice Blanchot, tanto en la literatura como en el arte?
La verdad no estaba pensando en esos términos. La desaparición de Woolf, plasmada mediante su desvanecimiento fotográfico, parte más bien de una reflexión sobre la invisibilidad de las enfermedades mentales o psiquiátricas. Pienso en esta invisibilidad desde dos dimensiones. La primera es cómo se les reduce a padecimientos puramente emocionales y no se atienden a profundidad sus causas fisiológicas; con ello, se vuelven enfermedades que revictimizan a los pacientes, un poco a la manera en que lo expone Sontag en ese libro suyo sobre La enfermedad y sus metáforas. La segunda dimensión, muy conectada con la anterior, tiene que ver con los prejuicios con que la sociedad se relaciona con las personas neuroatípicas: las borra, les da la espalda, las juzga por sentirse mal o por tomar medicamentos. Una mujer que padece depresión, ansiedad o cualquier trastorno de tipo mental es una mujer condenada a desaparecer. La locura nos encierra y el encierro significa borrarse.
Por otro lado, lo que dices de Blanchot me parece muy interesante: estas piezas, ambas, son lo que se ha dado en llamar libros de artista. A mí, el concepto de artista solía hacerme mucho ruido. Creo que tiene mucho que ver con el ego y convenciones sociales, que en el fondo son muy excluyentes. Por eso me cuesta a veces llamarlos así y en espacios de confianza los suelo llamar “mis libros de artesana”. Prefiero pensar en estos libros como una manera de socializar la experiencia, y con ello diluir la subjetividad para mejor trabajar en colectivo, pues el circuito del libro siempre depende de una colectividad: ¿Quién hizo el papel? ¿Quién diseñó la tipografía? ¿Quién tomó la foto? En ese sentido, trabajar como artesana del libro me ha hecho ver la literatura desde su otro lado, material, algo que no todos los escritores piensan, como tampoco piensan en las manos que hay detrás, en los obreros que le dan forma a los libros. Ahora pienso en una frase de Blanchot: “Escribir es hacerse eco de lo que no puede dejar de hablar. Y por ello, para convertirme en eco, de alguna manera debo imponerle silencio”. Against es para mí una declaración a nombre de Virginia Woolf, es para ella, de ella y surge por ella. Yo elegí quitar palabras para crear esos silencios. Es decir, yo soy el silencio del libro. Ella es la voz.
La segunda intervención se refiere a la asfixia. Implica “un atrapamiento”. ¿Cómo distingues esa asfixia?
Esa asfixia me acompaña casi todos los días de mi vida desde hace varios años. El asunto para mí, ahora, no es desaparecerla (me parecería una lucha inútil) sino explorarla: aprender a habitar en esos espacios cerrados, no dejar de respirar y no soltar la pregunta: ¿quién soy? Al mismo tiempo, sentí que esa asfixia era la que sintió Virginia bajo el agua, incluso tal vez aferrada a la misma pregunta, defendiendo quién era ella detrás de esas otras voces que le hablaban.
¿Qué significado le otorgas a la muerte voluntaria?
En la mayoría de los casos sería el de la liberación. No soy políticamente correcta y me importa poco. He escrito y hablado sobre las veces que he pensado en el suicidio, a veces obsesivamente. Y sé que lo que buscaría ahí sería liberarme... ¿De qué? No lo sé y probablemente por eso mismo no lo he hecho. Quienes lo hacen saben de qué. En el caso de la eutanasia queda muy claro... ¿Pero no estamos todos enfermos de algo? ¿No es por eso que vivimos / construimos este mundo también enfermo? Pero a pesar de todo sigo necia: creo que los libros, el arte, las plantas, mirarnos unos a otros, un abrazo fuerte, caminar, nos van a salvar, si no de los demás, sí de nosotros mismos.