Algo sobre el origen de la psicoterapia

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¿Cuándo surgió la idea de que un diálogo periódico entre una persona que sufre y una persona que tiene experiencia en la atención del sufrimiento  podría ser útil para aliviar la depresión? Si bien algunas formas de psicoterapia se han formalizado en muchos aspectos durante el siglo XX, son herederas de tradiciones basadas en acciones como la escucha de los problemas privados del otro, la consejería sobre asuntos interpersonales, el diálogo filosófico, el desarrollo de recursos físicos y mentales para alcanzar estados de paz y armonía, la búsqueda personal de la sabiduría, la reflexión como herramienta para el autoconocimiento... Estos recursos han sido ensayados, con mayor o menor acierto, en las tradiciones espirituales, en la filosofía, en las religiones, incluso en prácticas mágicas como el chamanismo americano, que combina recursos psicológicos, culturales y farmacológicos, mediante plantas alucinógenas. En el camino histórico hacia la psicoterapia, se observan cambios progresivos que van de las explicaciones sobrenaturales a las explicaciones naturales, y de allí a la dimensión física del individuo, primero, y luego a su dimensión estrictamente psicológica.1

Los antecedentes de la psicoterapia hunden sus raíces en la antigüedad. Las religiones y las tradiciones espirituales han ocupado a lo largo de la historia un espacio donde se busca un alivio para las emociones aflictivas, se obtienen consejos, prescripciones y experiencias significativas a través de técnicas como la oración, los rituales colectivos, la confesión, el ayuno, la meditación y las prácticas corporales como sucede en el yoga, el tai chi y algunas artes marciales. Estas técnicas se acompañan de preceptos éticos y morales, y de una concepción metafísica del mundo, que aparece como un mecanismo para afrontar la muerte, las pérdidas y los giros trágicos de la existencia.

Todas estas tradiciones son las raíces de donde surgen las experiencias pioneras de la psicoterapia, porque representan técnicas culturales para desarrollar la influencia interpersonal, en busca de un alivio del sufrimiento. Pero estas técnicas no trabajan bajo la hipótesis de que son herramientas psicológicas para tratar problemas médicos o psicopatológicos. Su cosmovisión es espiritual y sus explicaciones del sufrimiento, por lo general, se basan en creencias sobrenaturales, metafísicas o espirituales.2 De tal manera, el nacimiento de la psicoterapia solamente ocurrió tras el nacimiento y la consolidación de la psicopatología como una rama de la medicina, y relacionada de manera estrecha con los sistemas legales. Pero hay antecedentes sorprendentes en el pensamiento griego, que representan la genealogía intelectual y quizá técnica de la terapia psicológica.

Tal vez el antecedente más directo de la psicoterapia, fuera de las tradiciones espirituales, ocurrió en la antigua Grecia. En su libro Las sabidurías de la antigüedad: Contrahistoria de la filosofía (Anagrama, 2006), el filósofo francés Michel Onfray defiende la tesis de que Antifón de Atenas (480-411 a. C.) inventó la psicoterapia. Según Onfray, este antiguo orador, filósofo y matemático, abrió un consultorio cerca del ágora de Corinto. Se supone que Antifón puso anuncios en Corinto para dar a conocer su práctica, en la cual escuchaba las fuentes del sufrimiento de sus pacientes y luego daba un tratamiento mediante el verbo curativo, es decir, a través del lenguaje. Onfray nos informa que Antifón habría escrito un texto titulado Sobre el arte de escapar de la aflicción, que ya no existe o es imposible de conseguir, pero si realmente existió, sería la fuente teórica más antigua de algo semejante a la psicoterapia. Desde luego, las ideas de Sócrates en torno a la mayéutica o parto mental, tal como nos han llegado a través de los Diálogos de Platón, también pueden considerarse anticipaciones de la psicoterapia, pero en un sentido menos directo o solamente técnico, porque Sócrates no buscaba aliviar el sufrimiento de los pacientes de Atenas, como Antifón, sino usar el diálogo para encontrar el conocimiento y la sabiduría. No es irrelevante, por supuesto, que Aaron Beck, uno de los padres de la terapia cognitiva contemporánea, cite a Sócrates como una influencia metodológica directa.

"El filósofo Michel Onfray defiende la tesis de que Antifón de Atenas (480-411 a. C.) inventó la psicoterapia. Según él, abrió un consultorio cerca de Corinto".

La genealogía moderna de la psicoterapia aparece en Europa durante los siglos XIX y XX, a medida que se consolida la psicopatología y se profesionaliza la medicina neuropsiquiátrica. En ese contexto aparecen las ideas y las prácticas de Pinel. Su terapia moral apareció a finales del siglo XVIII, en el contexto de la Revolución Francesa, alrededor de cien años antes que el trabajo de Sigmund Freud.

Pinel estudió medicina y matemáticas, trabajó como escritor científico y editor médico, y era aficionado a la botánica. Un amigo suyo padeció un estado melancólico, luego un cuadro de manía, y al final se suicidó. El médico francés dedicó entonces su carrera profesional a las personas recluidas en asilos. Sus simpatías hacia la Revolución Francesa lo llevaron a ocupar un cargo como médico en el Hospital de Bicetre, donde había un número importante de pacientes psiquiátricos. Un trabajador del hospital, que había sido un paciente debido a un problema infeccioso, llevaba a cabo en aquel momento innovaciones radicales en el tratamiento de los enfermos.

Jean-Baptiste Pussin, fundador de la enfermería psiquiátrica, empezó la práctica de quitar las cadenas a los pacientes. Los asilos europeos aún tenían estándares medievales en el manejo de los enfermos. La idea del maniaco agresivo, del loco peligroso, estaba muy arraigada en la cultura y en las instituciones. Los pacientes eran contenidos literalmente mediante cadenas para evitar estados de agitación y conducta agresiva. Pinel creía en el conocimiento empírico como fundamento necesario para alcanzar una ciencia médica, y observó que los resultados de esa práctica libertaria eran alentadores, a pesar de los prejuicios y temores de la época. Apoyó a Pussin y más tarde extendió la práctica al hospital de Salpêtrierre.3

Además de contribuir en forma decisiva a liberar a los enfermos de sus cadenas, Pinel dejó atrás prácticas como las sangrías y las purgas. Desarrolló una forma de tratamiento que se ha llamado terapia moral, precursora de la psicoterapia, ya que se basaba en aumentar la interacción con los enfermos mediante el intercambio verbal y la compasión. Los resultados fueron drásticos: las cadenas, purgas y sangrías quedaron desterradas del ambiente hospitalario.

La terapia moral significó un ejercicio de escucha y diálogo, de tratamiento compasivo, porque reconocía la subjetividad de los pacientes alienados y asilados, los locos de la Europa moderna.

Referencias

1  W. S. Tseng, McDermott J. F., “Psychotherapy: Historical Roots, Universal Elements, and Cultural Variations. Am J Psychiatry, 1975; 132 (4): 378-384. doi:10.1176/ajp.132.4.378

2 S. Marks, “Psychotherapy in Historical Perspective”, Hist Human Sci, 2017; 30 (2): 3-16. doi:10.1177/0952695117703243

3 P. Pinel, Treatise on Mental Alienation (1809), Wiley-Blackwell, England, 2008.