Formas lentas de suicidio

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Foto: larazondemexico

Así como las bibliotecas personales bien nutridas me causan envidia, también las buenas librerías la despiertan. Nada me avergüenza más que en el  barrio de Lavapiés, en Madrid, exista un mayor número de librerías que las que se encuentran en mi estado. Para los amantes de los libros, viajar a España es una bendición. En México las librerías carecen de personalidad. Con sus honrosas excepciones. A un alto porcentaje de los que nos dedicamos a coleccionar libros nos ha atravesado por la mente abrir una librería. A mí me gustaría que la mía fuera exactamente como Intempestivos, ubicada en la calle Teodosio El Grande número 10, frente al acueducto romano, en Segovia. Un espacio pequeño, del tamaño de un loft neoyorquino o de un chalet, que alberga más de 520 editoriales.

La librería es ante todo el librero. Y ello se puede constatar al visitar Intempestivos. Además de su estupenda ubicación, frente al acueducto y a unos metros del Mesón de Cándido (lugar de referencia por ser el restaurante más popular de cochinillo asado), la distribución del espacio y su decorado hacen de ella una de las mejores librerías que he visitado. Una prueba irrefutable de que se enfrenta una excelente librería ocurre cuando no se puede uno resistir a comprar un libro. El establecimiento te invita a adquirir uno.

En muchas ocasiones he entrado a librerías en México y he salido con las manos vacías. Y el resto del día me invade una sensación de incomodidad.

Intempestivos se compone de sólo dos espacios. Sí, sólo dos, y unos lavabos. El primero alberga un mostrador-barra. Donde además de oferta editorial, postales y otros souvenirs se ofrecen café y cervezas. El concepto es de librería-bar. Te puedes tomar una chela mientras deambulas por el local. Algo que en México no está permitido. Puedes manchar o mojar los libros. A un costado de la barra hay dos mesas con un par de sillas cada una. Enfrente, un librero empotrado en la pared con novedades. Separa la primera sección del resto un cristal, por lo que puedes dominar el local completo con la vista desde cualquier sitio. Justo frente a la barra hay un muro decorado con fotografías de escritores.

"Intempestivos es un sitio pequeño pero muy completo como librería. Y sumamente agradable".

Al resto de la librería, un espacio de aproximadamente ocho metros cuadrados, se ingresa al descender cuatro escalones. La distribución es minimalista. Libreros a izquierda y derecha. Un par de mesas con novedades. Una columna con más libros. Y otro par de mesas para sentarse a leer o beber una chela. Aunque el stock no es como el de una librería de cadena, cuentan con un título que seguro alguien desea adquirir. Y por supuesto, con las novedades. Uno de los libros que capturó mi atención fue Maldito desde la cuna, de William Burroughs Jr.

“Si abrir un bar-librería en plena crisis, con los e-books a la alza y las máquinas Nespresso en todas las casas no es intempestivo, ven y nos lo cuentas”. Es el lema de Intempestivos. Y es que abrir una librería en la actualidad, más que un negocio, parece una forma lenta de suicidio. Pero por inverosímil que parezca, y con la cantidad de librerías que hay en Segovia, Intempestivos funciona de maravilla. La personalidad de su decoración la aporta el cordón. Sí, algunos libros son exhibidos atados con cordón al techo. Esto suena simple, lo es, pero en el concepto de Intempestivos es muy llamativo. Para acabar pronto: no es una librería aburrida.

En Cuando Kafka hacía furor (memorias del Greenwich Village), Anatole Broyard relata su experiencia al poner una librería de segunda mano en Nueva York. Afirma que las librerías atraen a los locos, a los desesperados y a los solitarios. Y sí, una buena librería es una manera de combatir a la soledad. Existe una sensación más horrible que salir de una librería con las manos vacías: salir de una librería sintiéndose más solo. Lo más sensacional de Intempestivos es que a pesar de su toque personal, librería de autor, poco o nada tiene de hipster. Ahora que todo es light no tardará en aparecer la librería orgánica. No es el caso. El encanto de Intempestivos radica en el amor por los libros.

Es un sitio pequeño pero muy completo como librería. Y sumamente agradable. Con un excelente horario. Un buen lugar para visitar si se está en Segovia. Para tomarse una cerveza y husmear entre un vicio benigno.

El lento suicidio de abrir una librería en plena crisis ha sido revertido por Intempestivos.

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