Biopolítica después de Foucault

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Foto: larazondemexico

Al fondo de su nido en la oquedad del muro, el alacrán siente la densidad del tiempo del encierro: una hora elástica se prolonga toda la tarde calurosa, la noche insomne se adensa y la mañana se abrevia con el trabajo en línea. Al anochecer, el escorpión repta por el parque y observa la máquina detenida, inmóvil, ¿moribunda?

Ninguna catástrofe climática, ningún acto terrorista, ninguna crisis o revolución había logrado parar el frenesí grosero de la maquinaria económica. Hoy, una revolución sin sujeto político, sin operador (dice el ensayista y crítico Rafael Lemus), detiene el sistema. ¿Estamos preparados? El filósofo Franco Berardi pregunta si sabemos vivir sin la tensión de la competencia y la hiperestimulación nerviosa, sin la guerra por la supervivencia, la soledad urbana y la tristeza, sin la vida en permanente estrés.

También advierte: “La recesión económica podrá matarnos, provocar conflictos violentos, desencadenar racismo y guerra económica”. En México hay separatismos, golpismo disfrazado, cárteles repartiendo despensas, revueltas empresariales. En un mundo de codicia desatada, “no estamos preparados culturalmente para el estancamiento de larga duración, para vivir en la frugalidad y compartir, para disociar el placer del consumo”.

"¿Qué viene?, ¿cómo será la posguerra tras el campo de batalla de la pandemia?"

¿Qué viene?, insiste el venenoso junto al periodista Fernando Rosso: ¿cómo será la posguerra tras el campo de batalla de la pandemia? Algunos neoliberales aún apuestan sin vergüenza por el retorno de la “racionalidad tecnocrática”: la libre circulación de mercancías a costa de la inmovilidad de las personas. Otros ven ya el sexenio como la sola administración de una crisis por parte de un gobierno empeñado, paradójicamente, en cambiar el rumbo de la maquinaria neoliberal (la concentración del capital, el saqueo de las finanzas públicas, el desmantelamiento del Estado de bienestar), pero ahora rebasado por algo ajeno a su responsabilidad y a todo cálculo político.

En esta biopolítica posFoucault, vamos a continuar viviendo al día y todos seremos más pobres, excepto (como siempre) quienes nunca lo han sido ni lo serán. El alacrán acude a una opinión realista del doctor de antropología Emiliano Zolla Márquez: “Desde la óptica del capital, la pandemia puede ser la crisis requerida para renovar la estructura capitalista, deshacerse de aquello que ‘no sirve’ y abrir paso a los ganadores, quienes impondrán las nuevas pautas del comportamiento económico”.

Al parecer no sabemos salir del “cadáver del capital” (Bifo). No obstante, junto a la tristeza y el duelo social por tanta muerte, debemos imaginar lo posible, porque algunos ansían volver a la normalidad de la economía capitalista, mientras otros urgen un rompimiento profundo. Habrá lucha después de la pandemia, colige el escorpión.

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