1
¿Qué es el miedo sino el instinto
recorriendo lento un túnel sin fondo?
Azorada recorro la mansión
donde habita el miedo.
Mis manos buscan asidero,
mis ojos rastrean los destellos de luz
y la camelia inerme de mi pensamiento
es colibrí en pausa.
Mis pies tartamudean al dar el paso,
y mi conciencia trastabilla
como una brizna de abeja enloquecida
enfrentada a la mortalidad.
Ante la amenaza invisible
el hogar se cierra sobre mí
como una flor al anochecer
en un cuento de terror.
2
La serpiente es rayo y trueno a la vez,
camino sinuoso, zig-zag.
Mensajera de los dioses,
intermediaria de los muertos.
También es el falo fertilizador
y la flecha del tiempo.
Es semilla del huevo
que es principio de todo.
Pero en la catástrofe
el tiempo se paraliza
y vagamos consternados
dentro de la neblina que separa
el mundo del inframundo.
Nos refugiamos en el huevo,
nacemos por segunda vez,
aprendemos el zig-zag
y el olor del rayo nos impregna.
Los muertos nos bautizan
y somos serpientes
escondidas en la maleza nocturna.
3
Sueño
y al abrir los ojos olvido,
permanece una vaga sensación:
de enemigos
y de una terrible batalla
que se libra
en hospitales.