TRADUCCIÓN • ROBERTO DIEGO ORTEGA
si no sale a borbotones de ti,
a pesar de todo,
no lo hagas.
a menos que salga sin ser llamado desde tu
corazón y mente y boca
y tus tripas,
no lo hagas.
si tienes que sentarte horas
con la mirada fija en la pantalla
o inclinado sobre tu
máquina de escribir,
buscando las palabras,
no lo hagas.
si lo haces por dinero o
fama,
no lo hagas.
si lo haces porque deseas
mujeres en tu cama,
no lo hagas.
si tienes que sentarte y
reescribirlo una y otra vez,
no lo hagas.
si sólo pensar en hacerlo es un trabajo duro,
no lo hagas.
si intentas escribir como
alguien más,
olvídalo.
si debes esperar que ruja para salir de
ti,
espera entonces con paciencia.
si nunca sale de ti con un rugido,
dedícate a otra cosa.
si primero tienes que leérselo a tu esposa
o tu novia o tu novio,
o tus papás o quien sea,
no estás preparado.
no seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles
que se llaman a sí mismos escritores,
no seas insulso y aburrido y
pretencioso, no te consumas en la
vanidad.
las bibliotecas del mundo han
bostezado hasta
dormirse
a causa de tu especie.
no le sumes a eso.
no lo hagas.
a menos que salga de
tu alma como un cohete,
a menos que estar quieto
te llevara a la locura o
el suicidio o el asesinato,
no lo hagas.
a menos que el sol dentro de ti esté
incendiando tus tripas,
no lo hagas.
cuando sea el momento preciso,
y si fuiste elegido,
lo hará por sí
mismo y seguirá haciéndolo
hasta que mueras o muera dentro de ti.
no existe otro camino.
y nunca ha existido.