Al fondo de su grieta en el muro, el alacrán fatiga investigaciones y reportes sobre sexualidad y coronavirus, prácticas eróticas confinadas, contagio y formas de coger en la pandemia. Toda fisiología es picaresca: ¿cuál amor eterno si el idilio apenas alcanza hoy para una cogida?
Los amorosos de hoy saben de dildos y autosatisfacción, de porno, sexo virtual y onlyfans, no de cursilerías como ésa de irse por ahí llorando la hermosa vida, colige el venenoso de los reportes del Instituto Kinsey, el Pew, la Clínica Mayo y el CIU. Amémonos mi bien en esta pantalla, tengamos cibersexo, sexting y chatting cachondón, dime cochinadas por los audífonos, crueldades bondage vía podcast, la variedad tecnológica ofrece mucha diversión (y productos de limpieza del teclado).
Iniciada la pandemia, las autoridades hicieron recomendaciones para el sexo seguro. El escorpión las sigue al pie de la cama: además de condones, higiene y cuidados obvios, incluyen minimizar el número de parejas, evitar prácticas de riesgo por transmisión oral, de orina o fecal; usar mascarilla y desinfectar los juguetes sexuales. Aunque no hay pruebas de contagios a través del semen o los líquidos vaginales, la actividad sexual más segura recomendada es la masturbación (o la monogamia creativa de las parejas de larga data, ya sin la eventual canita al aire).
Iniciada la pandemia, las autoridades hicieron recomendaciones para el sexo seguro
En Estados Unidos, 44 por ciento de los encuestados por Kinsey reportó disminución en la calidad de su vida sexual, mientras 14 por ciento dijo haberla mejorado. Para las personas solteras, el aislamiento se combina con la ansiedad ante el posible contagio, ese miedo llevó a la mitad de ellas a optar por el celibato. El estrés de las parejas por enfermarse, perder ingresos y educar a sus hijos en casa mientras siguen trabajando, también disminuyó la actividad sexual.
En España, El barómetro detectó incrementos en el preámbulo amoroso y la masturbación, así como la disminución de coitos ocasionales. Nueve de cada diez españoles aseguraron disfrutar a plenitud sus relaciones sexuales con una pareja estable, esporádica o con amigos o conocidos (¡coño!). En Japón se creó una oficina para atender el aislamiento y los suicidios provocados por la pandemia (20 mil 917 en 2020). En México crecen denuncias de violencia doméstica y abuso sexual en casa, mientras el número de trabajadoras sexuales en la capital aumentó 40 por ciento en el último año (15 mil 200 mujeres).
En el desempleo, la joda y la pandemia, ¿quién piensa en coger? Todos, aunque sea a la intemperie emocional del puro garabato fisiológico, un rapidín para olvidar por siete minutos (¿tanto?) la falta de futuro. A estas alturas, el alacrán prefiere dormir de cucharita.