Leer a Bohórquez

El sino del escorpión

Abigael Bohórquez
Abigael Bohórquez Foto: Fuente: youtube.com

Desde el fondo de su grieta en el muro, el alacrán lee a otro de los poetas arrojados al margen del canon de la poesía mexicana. Se trata de Abigael Bohórquez, nacido en Caborca, Sonora, el 12 de marzo de 1936, y fallecido de un ataque cardiaco, solo y rodeado de libros, el 27 de noviembre de 1995 en su estrecho apartamento de Hermosillo. La recuperación de la historia vital y la obra de Bohórquez se debe a poetas como Dionisio Morales, investigadores como Miguel Manríquez y Hugo Salcedo, y a su editor y antologador Gerardo Bustamante, quienes han documentado los alcances artísticos del poeta, dramaturgo y promotor cultural, así como han lamentado el escaso conocimiento de su obra.

El viaje de Bohórquez es el de un artista cuya obra (12 libros de poesía y varios de teatro) fue relegada de las antologías de la poesía nacional y se publicó en ediciones marginales. Luego de pasar la adolescencia en Sonora y de ganar una docena de premios municipales, en 1955 dejó Caborca (“me corrieron por incómodo”, escribió) y se trasladó a la capital. Aquí residiría treinta años, primero en Milpa Alta y luego en Chalco. Estudió en Bellas Artes y sobrevivió enseñando dramaturgia a grupos de teatro del Seguro Social. En 1985 regresó a trabajar a Sonora mientras continuaba su obra poética sobre tres vertientes: la íntima y anecdótica de “estar vivo”, como en Abigaeles y Poeníñimos; la social y comprometida, donde destaca su Menú para el generalísimo, y la vertiente del homoerotismo, motivo de su rechazo en la “tierra de vaqueros” de Caborca.

Es un artista cuya obra fue relegada de las antologías de
la poesía nacional 

Como anécdota, destaca lo ocurrido a su libro Poesida, ganador en 1992 del Premio Internacional Conasida, y cuya publicación no se realizó ni se entregó el monto del galardón a su autor, “por ser demasiado fuerte”, recuerda el crítico Bruno Ríos. Por fortuna, Dionisio Morales preparó Las amarras terrestres. Antología poética (1957-1995) del autor (UAM, 2001); en 2005 la Universidad de Sonora publicó Heredad. Antología provisional (1956-1978), y en 2016 esa casa de estudios publicó también Poesía reunida e inédita de Abigael Bohórquez, editada por Gerardo Bustamante.

Valorado por Carlos Pellicer, Efraín Huerta y José Revueltas, reconocido por Guillermo Samperio, René Avilés y Evodio Escalante, el poeta murió en 1995, cuando apenas un año antes había recibido una beca como creador del Fondo Estatal de Sonora. Debemos leer a Bohórquez, insiste el escorpión y deja al lector con sus palabras:

“Prefiero ser poeta anónimo del siglo XX, valorado en el próximo siglo XXI, que estar en la boca de nadie que no sabe leer... Si yo no fuera pobre como soy, me compraría puras cosas efímeras”.