Bauhaus

La canción #6

Bauhaus nextmosh.com

Cada vez que Bauhaus pisa México hace historia. Con la luna de octubre de 1998 despacharon un concierto de ultratumba en el Cine Ópera marcado por un portazo y la anécdota de aquella noche única en los anales del rock: durante el show, unos punks maloras aventaron desde la planta alta el famoso trompo de pastor que cayó en mitad del respetable. 23 años más tarde, el sábado 23 de octubre, además de asistir a un sacrificio impecable y poderoso en el Parque Bicentenario, para la mayoría era nuestro primer concierto desde que empezó la pandemia. Más de un año y medio después regresamos al ritual del perro negro para saciar esa abstinencia de música en vivo con los pioneros y patrones del rock gótico.

Los mejores boletos son los que se arman de última hora. Y al aire libre, así que aparecí muy campante como el meme del Chiquidrácula 1998 / 2021 con un gallo loco bajo el ala de 3Hs: hydro, hongo y hash. Muchos respetaron el código de vestimenta dark, nos dividimos en 30 por ciento con cubrebocas, 20 por ciento sin él y 50 por ciento con celular en mano para grabar videos. Alcanzamos las últimas dos canciones de Enrique Ugalde Soriah, un intérprete de cantos chamánicos que viaja con Bauhaus. Y ya colocados, nos dimos el set del trío femenino de synth-punk Automatic. Pura sangre nueva que nos cogió por sorpresa.

Esperé dos horas para verlos. Pero hubo quienes, por la edad, esperaron la mitad de sus vidas 

La hora de las brujas se adelantó: al filo de las diez salieron los Bauhaus, que se la saben más por diablos que por viejos —sobre todo aquí que han tocado en todas sus encarnaciones: Tones on Tails, Love and Rockets, Murphy solitario—, y de volada instalaron su reino de oscuridad como una sombra musical. No me quejaré del audio, lo compensaron con su intensidad dramática postpunk. Tocaron versiones colmilludas de In The Flat Field, Mask, The Sky’s Gone Out, y si mal no recuerdo alcanzamos el punto maligno entre “She’s In Parties”, “Kick in the Eye”, “Bela Lugosi’s Dead”, “Dark Entries” y los covers que ya son clásicos de su repertorio: “Sister Midnight” de Iggy Pop, “Telegram Sam” de T. Rex y la versión más potente que se le haya hecho a “Ziggy Stardust” de David Bowie.

Por suerte y por Liz esperé dos horas para verlos. Pero hubo quien esperó más de dos años y quienes, por la edad —alumnos de los talleres que doy—, esperaron la mitad de sus vidas. Toda esa tensión explotó como una supernova reveladora: los vampiros también envejecen. Cantamos, bailamos, bebimos, fumamos y nos abrazamos hasta la madre. Un ritual redondo. Para ser el primer concierto del resto de nuestras vidas fue como volver a nacer.

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