Cantar, contar

Ojos de perra azul

Cantar, contar
Cantar, contar Foto: Cortesía de la autora

No me da miedo la página en blanco. A lo que sí le temo, y mucho, es a no tener nada que decir, a una mente sin ideas, seca, sin humedad en la imaginación. A aburrir al lector, que no tiemble al leerme. Pavor a ser un cuerpo anestesiado que no sienta cosquillas ni calor ni mariposas dentro, a que la piel no se ponga de gallina cuando la roce otra piel. A dejar de fantasear. A una vida que le falten experiencias, plana y anodina, a que mis ojos no miren las cosas como por primera vez.

Me preocupa un texto carente de voz propia, silencioso, que mi boca parlotee, bla, bla, bla y no se atreva a besar o a gritar mis sentimientos. Espanto me producen las vivencias baladíes, el tiempo perdido, de fantasmas, el temperamento tibio, un corazón sin sobresaltos. No me agobia confundir las palabras, me enloquecería enmudecer. Asusta ser sólo pensamiento y no acción, adjetivo en vez de verbo que encienda el discurso y las pasiones. Pánico a que me dejes de querer por no redactar tan bien.

Todas las mañanas, tardes, noches, tengo la misma interrogante, a plena luz del día, al caer el sol, ensimismada en mi propia oscuridad. Atrapada en el vacío, me paralizo frente al teclado en espera de respuestas mientras yo estoy llena de preguntas. ¿Y ahora qué? Todos tenemos algo que contar, a veces no sabemos cómo, cuándo o a quién.

Me preocupa un texto carente de voz propia, silencioso, que mi boca parlotee

ESCRIBIR SOBRE LA IMPOSIBILIDAD de escribir me aterra, pero más creer en certidumbres que falsamente aseguren la existencia, sufrir amores limitados, puritanos, habitar el mundo de los grises y las sombras. No busco le mot juste sino transmitir mis excesos. Puedo errar en la sintaxis, mas nunca al describir el color de tu iris, tu olor a fuego o el sabor de tus abrazos. No quiero emplear un lenguaje culto y complicado, deseo penetrar en el abismo de tu mundo. Fuera los formatos, mejor inventar aventuras con desconocidos. Perderme en la sinrazón de los instintos en lugar de alcanzar el purismo del estilo.

Que la inspiración jamás se escurra entre los dedos, no voy a justificar con silogismos mi locura.

Prefiero cantar de mí misma, nunca de ayer, siempre de ahora, de la angustia constante, no hay futuro. Tú en presente lo eres todo. Cuando vuelva a acecharme el bloqueo, lo romperé para hablar de ser intensamente humana, no en un ensayo con reglas académicas, sí en esta columna espontánea que revela nuestra historia.

*** Te echo de más.