Marie Curie y Albert Einstein

Pasiones científicas y el tema del género

El auge de la ola feminista y la visión nueva sobre el pasado que ofrecen los estudios de género permiten revisar figuras icónicas a la par de hechos profundamente inequitativos. Es el caso de los científicos que la matemática Gabriela Frías pone en el foco de su análisis: tanto Marie Curie como Albert Einstein recibieron el Premio Nobel y su obra impactó al mundo; a su vez, ambos tuvieron vidas amorosas complejas, pero mientras el comportamiento privado de él mereció respeto, ella enfrentó el descrédito profesional.

Marie Curie (1867-1934).
Marie Curie (1867-1934). Fuente: es.wikiquote.org

A veces imaginamos que científicas y científicos son seres aburridos, tímidos, distantes, que solamente se interesan por sus estudios. En realidad son personas apasionadas, que desbordan emociones por su trabajo, pero también por sus amores. Éste fue el caso de dos de los más grandes científicos de todos los tiempos: Marie Curie y Albert Einstein, quienes fueron amigos y tuvieron mucho en común. En primer lugar, ambos ganaron el Premio Nobel. De hecho, Marie ganó dos: el de Química en 1903 y el de Física en 1911. En segundo lugar, lograron avances revolucionarios y se convirtieron en rockstars de la ciencia. Finalmente, Marie y Albert tuvieron romances apasionados, aunque en su momento la sociedad los juzgó de manera diferente por ello.1

AMORES RADIACTIVOS

Empecemos por la polaca Maria Salomea Skłodowska-Curie (1867-1934), quien inició su formación en la Universidad Flotante de Polonia, una institución clandestina que ofrecía educación inclusiva. Al concluir su preparación ahí decidió continuar con sus estudios en química y física, pero para ello debía mudarse a París e inscribirse en la Sorbona. Como su familia no tenía dinero para financiar ese viaje, Marie hizo un trato con su hermana Bronya: ella trabajaría como institutriz para ayudar a Bronya a estudiar y, cuando ésta terminara sus estudios, apoyaría a su hermana de modo similar.

Así, Marie se mudó al campo para ser profesora de los hijos de la familia Zorawski y ahí conoció a su primer amor. Se trataba de Casimir, el hijo mayor, quien estudiaba matemáticas en Varsovia. Él y Marie se enamoraron perdidamente, pero cuando el joven dijo a sus padres que quería casarse con ella, éstos se negaron a dar el permiso: no permitirían que su hijo se uniera a una institutriz. Años más tarde, la historia mostraría el error de los Zorawski: Marie se convertiría en una de las científicas más importantes de la historia.

Cuando Bronya terminó sus estudios, cumplió su promesa y apoyó a Marie para que pudiera estudiar en la Sorbona de París, donde logró obtener su título de licenciatura. Poco después de terminar su carrera se encontró por primera vez con Pierre Curie, quien se convertiría en su colaborador más cercano y su compañero de vida. Apenas dos meses después de conocerse, Pierre le dijo a Marie que quería pasar el resto de la vida a su lado.

Ella aceptó casarse con él en 1895, año en el que también se convirtió en la primera doctora en Ciencias de Francia. Algunos años después, Marie le escribió a Bronya: “Tengo el mejor marido que podría soñar; nunca habría imaginado que encontraría a alguien como él”. Como fruto de esa relación, Marie y Pierre tuvieron dos hijas —Irene y Éve—; además, en 1903 obtuvieron un Premio Nobel de Física, por sus estudios sobre los elementos radiactivos. La historia de amor entre estos dos grandes científicos terminó en 1906, cuando Pierre murió atropellado por un carruaje de caballos.

Retrato de Albert Einstein (1879-1955) en Laeken, Bruselas, fecha y autor desconocidos.
Retrato de Albert Einstein (1879-1955) en Laeken, Bruselas, fecha y autor desconocidos.

CUATRO AÑOS DESPUÉS de quedar viuda, Marie inició una relación pasional con Paul Langevin, un físico brillante que había sido alumno de Pierre. Marie estaba fascinada con él, pero la sociedad de la época condenó el romance por dos razones: la primera, porque Marie era viuda y madre de dos hijas; la segunda, porque Paul estaba casado. La científica fue sometida al desprecio público, acusada de adulterio. Surgieron rumores falsos de que había iniciado su relación con Paul antes de que Pierre muriera y esto había provocado el suicidio de su esposo. En medio del escándalo, ella recibió la noticia de que se le otorgaría un Premio Nobel de Química y algunos académicos de la Sorbona trataron de impedir que recibiera el galardón, pero su amigo Einstein, quien consideraba que Marie era la mujer más inteligente que había conocido, le envió una carta de apoyo:

Siento la necesidad de decirle lo mucho que admiro su espíritu, su energía y su honradez. Me considero afortunado por haberla conocido en Bruselas. Siempre agradeceré que tengamos entre nosotros a gente como usted y como Langevin, genuinos seres humanos de cuya compañía uno pueda congratularse. Si la chusma sigue ocupándose de usted, sencillamente deje de leer esas tonterías. Que se queden para las víboras para las que han sido fabricadas.2

Las humillaciones continuaron cuando la Academia Nobel solicitó en una carta a Marie que no fuera a recibir el premio. Ella contestó lo siguiente:

La acción que ustedes me recomiendan me parece que sería un gran error de mi parte. En realidad, el premio ha sido concedido por el descubrimiento del Radio y el Polonio. Creo que no hay ninguna relación entre mi trabajo científico y los hechos de mi vida privada. No puedo aceptar, por principio, que la idea de que la apreciación del valor del trabajo científico pueda estar influida por el libelo y la calumnia de mi vida privada.3

Marie acudió muy orgullosa a recibir su premio, aunque la relación con Paul no se sobrepuso a las críticas. Años después, en 1934, Marie murió a causa de una anemia provocada por el largo contacto con la radiación. Fue enterrada en el Panteón de los Hombres Ilustres, donde descansan sus dos amores: Pierre y Paul.

LA última pareja de Albert Einstein fue Johanna Fantova;
era restauradora de mapas. Él le llevaba más de veinte años de edad

LA RELATIVIDAD DEL AMOR

Sigamos con Albert Einstein (1879-1955), uno de los científicos más importantes y famosos de la historia. Nació en Alemania, dentro de una familia de origen judío. Inició sus estudios científicos en la Escuela Politécnica Federal de Zurich, que era uno de los principales centros educativos en Europa; quería estudiar Matemáticas y Física. Ahí conoció a una mujer destacada, que se convertiría en su pareja, Mileva Maric, mujer serbia que provenía de una familia acomodada. En 1896 ella decidió estudiar Física y Matemáticas en el Instituto Politécnico de Zurich, donde era la única estudiante mujer. Cuando terminaron los exámenes finales de su carrera, Mileva y Albert habían decidido casarse, pues además de estar enamorados, tenían una intensa colaboración académica en su tema preferido: la Física. Sin embargo, la madre de Einstein no aprobaba la relación y le dijo: “Igual que tú, ella es un libro, pero tú necesitas una esposa. Para cuando tengas treinta, ella va a ser una vieja bruja”. La última objeción se refería a que Mileva era cuatro años mayor que Albert.

Antes de contraer matrimonio, la joven quedó embarazada, por lo que tuvo que abandonar sus estudios en el Politécnico, a pesar de que sólo le faltaba un examen para obtener el doctorado. Por su parte, Albert obtuvo el doctorado en 1900, pero no quiso casarse sin tener un empleo estable. En 1902, Mileva dio a luz a una niña. No se sabe a ciencia cierta lo que pasó con ella, se cree que pudo ser dada en adopción o murió siendo bebé. En 1903, Einstein obtuvo un trabajo en la oficina de patentes de Berna, lo que le permitió tener un sueldo y casarse con Mileva. Ya casados tuvieron un segundo hijo: Hans Albert. Poco después, en 1905, inició el llamado año milagroso en el que Einstein publicó cuatro artículos que revolucionarían la física moderna. A pesar de que los trabajos están firmados solamente por él, algunas historiadoras creen que fueron el fruto de una intensa colaboración con Mileva. Como resultado de estos trabajos, la fama de Einstein creció, pero la vida de la científica se fue en picada.

EN 1910 NACIÓ EDUARD, el último hijo de la pareja, quien desde pequeño estuvo enfermo y requirió cuidados especiales. La madre se hizo cargo de él y esto molestó a Einstein, quien se sintió relegado a un segundo plano en la atención de Mileva, de modo que empezó a ignorarla: el amor y la pasión que sentía por ella se habían apagado. Entonces Einstein le dictó a su esposa reglas que debía seguir, entre ellas:

1. Deberás asegurarte de mantener mi ropa y la del hogar en buen estado, así como servirme tres comidas en mi habitación.

2. Renunciarás a cualquier tipo de relación personal conmigo que no sea estrictamente necesaria por razones sociales. En concreto, renunciarás a sentarte en casa junto a mí, pasear o viajar juntos.

3. Tendrás en cuenta que no mantendremos relaciones íntimas, ni me reprocharás nada; además dejarás de hablarme si yo lo pido.4

La pareja se divorció en 1919. Por años Mileva vivió en la miseria, hasta que en 1921, cuando Einstein recibió el Nobel de Física, le cedió el dinero del galardón. Existen varias teorías sobre por qué lo hizo. La primera es que era parte de los acuerdos de divorcio. La segunda es que Einstein quiso compensarla por la falta de crédito en los artículos que trabajaron juntos. Mileva pasó los últimos años de su vida dando clases en una secundaria y nunca volvió a hacer investigación. Murió en 1948.

Después de divorciarse de Mileva, Einstein contrajo matrimonio con su prima, Elsa Loewenthal. Ella amaba el lujo y la cercanía con personalidades de la época, lo que la hacía una pareja ideal para el físico más famoso del mundo. A diferencia de Mileva, Elsa no compartía la pasión de su marido por la ciencia. Acerca de ella, él escribió: “Estoy contento de que mi segunda esposa no entienda nada sobre ciencia, a diferencia de la primera”. Debido a la persecución antisemita que inició el partido nazi en Alemania, Albert y Elsa se mudaron a Estados Unidos, donde él trabajó en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton. Poco después de llegar a Norteamérica, Elsa empezó a tener problemas cardiacos y murió en diciembre de 1936.

AUNQUE A OJOS DEL PÚBLICO Elsa y Albert parecían una pareja feliz, él no se privó de amoríos con otras mujeres. Entre ellos, tal vez el más sorprendente fue el que mantuvo con Margarita Koniónkova. Nacida en Rusia, se decía que era “tan hermosa que parecía la obra de un gran artista”, por ello, cautivó a algunos de los hombres más famosos de su país, como el compositor Serguéi Rachmaninov y el artista Serguéi Koniónkov, con quien se casó. En 1923, Margarita y Serguéi se mudaron a Estados Unidos, donde se encargó al artista realizar una estatua de Albert Einstein. Cuando el científico conoció a Margarita quedó fascinado y empezó a mandarle cartas de amor. Tras la muerte de Elsa, la relación entre Margarita y Albert se hizo más intensa y empezaron a vivir juntos varios meses al año en Nueva Jersey, mientras Serguéi trabajaba en Chicago. Aparentemente, el artista estaba al tanto del amorío de su esposa y no lo objetaba, pues llamaba “Almar” (Albert y Margarita) a la pareja. La historia dio un giro más interesante cuando se supo que Margarita trabajaba para el servicio de inteligencia ruso. Aparentemente, estaba encargada de espiar a los físicos relacionados con el Proyecto Manhattan, en el marco del cual se construyó la primera bomba atómica.

Después de terminar su relación con Margarita, la última pareja de Albert Einstein fue Johanna Fantova; era restauradora de mapas. Él le llevaba más de veinte años de edad. En su diario, Margarita describió al científico de 75 años, achacoso, pero con sentido del humor. La pareja pasaba los días caminando al aire libre, visitando museos o asistiendo a conciertos de música clásica. La relación continuó hasta la muerte de Albert Einstein, el 18 de abril de 1955.

TANTO CURIE COMO EINSTEIN fueron científicos excepcionales, que amaron profundamente a las parejas que tuvieron durante su vida. Sin embargo, la sociedad de su época los juzgó de maneras diferentes: mientras Einstein fue aclamado como el científico más importante de su tiempo y nadie cuestionó su vida privada, Marie fue condenada por la sociedad de su época por enamorarse de un hombre casado, siendo viuda y madre de dos hijas.

Notas

1 Este artículo se inspira en una plática que tuve con Rosa Montero y José Edelstein, disponible en https://www.youtube.com/watch?v=wc4VBUVuWoA

2 Rosa Montero, La ridícula idea de no volver a verte, Planeta, Madrid, 2013, p. 142.

3 Idem.

4 Walter Isaacson, Einstein: His Life and Universe, Simon and Schuster, Nueva York, 2007, p. 198.

Referencias

José Edelstein y Andrés Gomberoff, Einstein para perplejos, Universidad de Santiago de Compostela, Santiago de Compostela, 2015.

Albert Einstein, Mi visión del mundo, Tusquets Editores, México, 2015.

Walter Isaacson, Einstein: His Life and Universe, Simon & Schuster, Nueva York, 2007.

Rosa Montero, La ridícula idea de no volver a verte, Planeta, Madrid, 2013.

Jeffrey Orens, The Soul of Genius: Marie Curie, Albert Einstein, and the Meeting That Changed the Course of Science, Pegasus Books, Nueva York, 2021.

Gerald James Whitrow, Einstein, el hombre y su obra, Siglo XXI, México, 1990.