Marilyn Monroe

"Yo no soy mi belleza"

“Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos / —el de nuestras propias vidas— Y era un script absurdo. / Perdónala Señor y perdónanos a nosotros / por nuestra 20th Century / por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado”, escribió Ernesto Cardenal en “Oración por Marilyn Monroe”. En efecto, la sociedad entera participó en la dolorosa historia de vida de la actriz. Si en las fotos que circulan por internet luce joven y radiante es porque murió hace seis décadas: de seguir viva, tendría 96 años. A propósito de la efeméride, Sergio Zurita pondera los mitos y realidades de ese personaje creado por Norma Jean Baker.

Marilyn Monroe.
Marilyn Monroe. Foto: Fuente: scrolldrop.com

Es imposible separar la ficción de la realidad cuando se habla de la vida y la muerte de Marilyn Monroe. Una de sus biografías más serias dice que se suicidó porque, un sábado por la noche, le llamó a su psiquiatra, no lo encontró, se sintió sola y se tomó varios frascos de medicamentos. Otro libro regresa a la teoría de que murió asesinada a causa de su relación con John y Bobby Kennedy. En un nuevo documental de Netflix se habla de un suicidio accidental.

MARILYN, UNA CREACIÓN

Lo más seguro es que nunca podamos saber exactamente lo que ocurrió aquella noche. Sobre todo si buscamos la respuesta en la vida real. Pero aunque no sea real, la ficción está anclada a la vida y tiene su propia verdad. En la novela Blonde, de la narradora y ensayista estadunidense Joyce Carol Oates, Marilyn muere cuando un personaje llamado El Francotirador, el mismo que la ha espiado durante casi una década, finalmente entra a su casa, la encuentra dormida y le inyecta Nembutal directamente en el corazón:

El Francotirador no sabía si la Agencia lo había enviado a esta misión para proteger al Presidente de la zorra rubia, que era una amenaza para él y para la seguridad nacional, si esa noche ejecutaría una acción que, una vez hecha pública, dañaría la imagen del Presidente por alternar con la zorra rubia. Porque el Presidente y la Agencia no siempre eran aliados; la Presidencia era un poder efímero y la Agencia, un poder permanente.1

No importa si El Francotirador existió o no. Se trata de una alegoría de la psicosis anticomunista encabezada por el senador republicano Joseph McCarthy y su siniestro Comité de Actividades Antiestadunidenses a lo largo de los años cincuenta.

Blonde es una hazaña literaria que consta de 738 páginas en inglés (y más de 900 en su edición en español). En la nota introductoria, Carol Oates dice: “El lector que desee conocer datos biográficos fidedignos sobre Marilyn Monroe no debería buscarlos en Blonde, que no pretende ser un documento histórico, sino en biografías autorizadas”. Sin embargo, su rubia es una creación artística, del mismo modo en que Marilyn fue creada por Norma Jean Baker.

El pastel prometido está derritiéndose, no tiene buen aspecto. Su madre le ordena que lo parta y cuando la niña trata de hacerlo, sin querer lo hunde. Gladys se enoja. Norma Jean la adora, pero también le tiene terror y esto la hace tartamudear

SER EL PERSONAJE

Aunque Norma Jean llegó al mundo el primer día de junio de 1926 en Los Ángeles, Marilyn Monroe nació veinte años después, en una oficina de los estudios 20th Century Fox. El nombre fue elegido por un ejecutivo y ella sugirió el apellido de soltera de su madre: Monroe.

Para quien todavía lo dude, hay que decirlo: Marilyn Monroe fue una gran actriz, que preparaba sus papeles minuciosamente y poseía un instinto genial. Leía a Freud y a Dostoievski. Estaba muy lejos de ser una rubia tonta. De hecho, ni siquiera era rubia. Ese cabello platinado, que parecía tener la consistencia de un delicioso algodón de azúcar, era producto del peróxido. El pelo natural de Norma Jean Baker era de color castaño claro.

Sus coprotagonistas masculinos se asustaban al filmar escenas con ella, pues Marilyn no actuaba: se convertía en el personaje que le tocaba interpretar. “Pero eso no es actuar. ¿O sí?”, se preguntaba su coprotagonista, el veterano Richard Widmark, en la filmación de Niebla en el alma (Don’t Bother to Knock), una película de 1952 en la que Monroe interpreta a una niñera psicópata. Incluye una escena terrorífica en la que ella está a punto de tirar a una criatura por la ventana de un décimo piso. El trabajo de la actriz es tan convincente que en los cines arrancaba gritos de los espectadores.

Por supuesto, Marilyn le robó todas las escenas a Widmark. Y lo mismo ocurrió en Niágara (1953), en la que Monroe interpretó a Rose Loomis, una bellísima mujer casada con un hombre mayor (Joseph Cotten), quien es incapaz de satisfacerla en la cama. En un viaje a las cataratas del Niágara, Rose conoce a un joven con quien tiene una aventura y juntos deciden matar al marido de la joven. Rose es la maldad encarnada. Sin embargo, Monroe evita uno por uno todos los clichés de la villana y más bien transforma a su personaje en una especie de Madame Bovary rubia: hambrienta de pasión y rebelde ante una vida domesticada.

Igual que pasa con Emma Bovary, protagonista de Madame Bovary de Gustave Flaubert, uno se enamora de Rose. De hecho, si uno se pone a estudiar la vida de Marilyn y a ver sus películas, termina inexorablemente por enamorarse de ella. En “Candle in the Wind”, la famosa canción de Elton John inspirada en ella, el letrista Bernie Taupin escribió: “Me hubiera gustado amarte, pero sólo era un niño”. Se trata de líneas escritas por un hombre enamorado que desea lo imposible: retroceder en el tiempo para proteger a su musa y darle eso que nadie pudo darle.

¿Pero qué es eso? A fin de intentar una respuesta también hay que retroceder en el tiempo. El 13 de junio de 1926, exactamente doce días después de su nacimiento, Norma Jean Baker fue entregada por su madre, Gladys Monroe, a una familia de acogida (foster family, en inglés). Es decir, no la entregó en adopción, pero decidió que ella misma no estaba capacitada “para ser una madre diligente, efectiva y constante”, según el biógrafo Donald Spoto. Respecto al padre de la recién nacida, el autor escribe: “A decir verdad, el padre pudo haber sido cualquiera de los novios de Gladys durante 1925”.

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Marilyn Monroe. ı Foto: Fuente: amazon.com.mx

MITOS Y VERDADES

La biografía escrita por Spoto es considerada la mejor según la opinión de los expertos en la actriz, puesto que derriba muchos mitos. El primero de ellos es que estuvo en doce familias de acogida antes de cumplir diez años. Al respecto, el biógrafo dice que es un invento de la propia actriz: “Ese pasaje autobiográfico manufacturado alimentó convenientemente la leyenda de una infancia miserable y dickensiana, un tema amado por los publicistas de Hollywood y atesorado sentimentalmente por muchas personas”. Spoto remata diciendo: “De hecho, los primeros años de Norma Jean fueron geográficamente estables, ya que vivió siete años en la modesta casa de los Bolender”. Ida y Albert Bolender fueron, en efecto, unos padres de acogida bastante decentes. A pesar de ello, recibieron a otros doce niños que iban y venían, mientras Norma Jean permanecía ahí. “Sin embargo”, admite Spoto, “tenía cicatrices psicológicas y emocionales por el estrés de su identidad incierta y porque su madre aparecía de repente y desaparecía del mismo modo”.

La abuela de Norma Jean, Della, murió cuando ella apenas había cumplido un año. Sin embargo, en Blonde la niña vive con la abuela mientras su madre aparece y desaparece intempestivamente, como en la vida real. El primero de junio de 1932, cuando la pequeña cumple seis años, su madre llega para que se vayan de paseo. Le regala una muñeca y la lleva a su departamento, donde le tiene un pastel y “una sorpresa”.

Cada vez que Norma Jean llega al lugar donde vive su madre, el domicilio es distinto pero los muebles desvencijados y malolientes son los mismos. El pastel prometido está derritiéndose, no tiene buen aspecto. Su madre, cuya paciencia es casi nula, le ordena que lo parta y cuando la niña trata de hacerlo, sin querer lo hunde. Gladys se enoja. Es evidente que Norma Jean la adora, pero también le tiene terror y esto la hace tartamudear, lo cual exaspera más a la mujer. Luego viene la sorpresa: Gladys le muestra la foto de un hombre joven, muy bien parecido, y le dice que es su padre. Le cuenta que se conocieron “en el Estudio” (ella trabaja en la industria cinematográfica, en las salas de edición: por ello usa sustancias químicas altamente tóxicas, que la dañan física y mentalmente) y afirma que él pudo haber sido un gran actor de cine, pero le faltaba disciplina. Sin embargo, le promete que un día él volverá para estar con ellas. No le da más datos.

Poco después, la abuela Della muere y Norma Jean tiene que irse a vivir con su madre. Hay pasajes en Blonde en los que Gladys maneja su automóvil de manera enloquecida y Norma Jean va con ella. Todo el tiempo uno siente que van a chocar o van a atropellar a alguien. Que una tragedia va a ocurrir. Cada noche, en casa, Gladys insiste en meter a su hija en la tina con agua que está casi hirviendo. Norma Jean ruega, llora, trata de escapar. En una de esas noches, alguien abre la puerta del departamento y entra. Es un hombre. “No era la primera vez”, concluye el capítulo.

Kennedy está hablando por teléfono, desnudo. Hay señales de que estuvo con otra mujer. Manchas de bilé, olor a sexo.
El asunto que trata parece urgente. Sin embargo, le hace señas a Marilyn para que se acerque y la obliga a hacerle sexo oral

CONTACTOS VIOLENTOS

Marilyn Monroe fue víctima de varios abusos sexuales a lo largo de su vida. Cuenta en su autobiografía Mi historia, publicada diez años después de su muerte, que su primera vez no fue consensuada. Donald Spoto narra que, recién cumplidos los once años, Norma Jean abandonó el Orfanatorio de Los Ángeles y llegó a vivir a casa de los Goddard. Su estadía ahí sería breve. Una noche su padre de acogida, Doc Goddard, estaba muy borracho y trató de violarla. Por fortuna, la niña logró escapar. Sin embargo, “su primera experiencia de contacto físico con un hombre la llevó a disociar el sexo del afecto”. Un año más tarde, Norma Jean sufrió un ataque más crudo, por cercano, y abusivo: su primo la forzó “a tener contacto sexual violento”. El nombre del violador era Jack y tenía 13 años.

En Blonde, muchos hombres abusan sexualmente de ella. En la infancia, un profesor de piano la toquetea. En septiembre de 1947, cuando es una joven actriz con un contrato de seis meses, el hombre más poderoso de El Estudio, llamado simplemente Mr. Z. (probablemente Darryl F. Zanuck, de 20th Century Fox) la viola en su oficina y luego le da un diminuto papel en una película pésima.

Ya en 1962, cuando El Estudio la ha despedido y se vuelve amante de John F. Kennedy, tiene dos encuentros con el político. Uno es muy romántico en Palm Springs y otro, en un hotel de Nueva York. Al entrar a la lujosa recámara neoyorquina, Kennedy está sentado en la cama, hablando por teléfono, completamente desnudo. Hay señales clarísimas de que estuvo con otra mujer. Manchas de bilé, olor a sexo y a perfume. El asunto que trata Kennedy parece muy serio y urgente. Sin embargo, le hace señas a Marilyn para que se acerque y la obliga a hacerle sexo oral mientras él sigue hablando por teléfono. Después se queda dormida; despierta cuando otro hombre la está penetrando. Ella no alcanza a ver quién es. Después, los agentes del Servicio Secreto la sacan a jalones. Ella protesta y la golpean. “Por lo menos no me mataron”, concluye el capítulo.

NUEVAS INJUSTICIAS

Marilyn también sufrió abusos de otro tipo. Detrás de la famosa fotografía en la que aparece desnuda, acostada sobre un fondo de terciopelo rojo, hay una historia.

En Blonde, el fotógrafo se llama Otto Öse. Marilyn sufre terriblemente al desnudarse, hasta que entra en una especie de trance y todas sus inhibiciones desaparecen. En la biografía de Donald Spoto (es decir, en la vida real) el fotógrafo se llamaba Tom Kelley y su esposa estaba ahí cuando se tomaron las fotos (que eran para un calendario); la sesión fue muy placentera porque, según Spoto, “Marilyn posó desnuda porque le gustaba hacerlo”. En la novela de Oates, Otto Öse recibe 900 dólares por la sesión. En el libro de Spoto, a Tom Kelley le pagaron 500 dólares. En ambas historias a Marilyn le dieron apenas 50 dólares. Tres años después, la fotografía se volvió mundialmente famosa en Playboy y ella no recibió un solo centavo.

Después del éxito de Niágara, la actriz protagonizó su primera superproducción: una comedia musical dirigida por el infalible Howard Hawks que se llamó Los caballeros las prefieren rubias (Gentlemen Prefer Blondes 1953). La película es un dulce. Se trata de dos chicas que trabajan como vedetes es un cabaret. Jane Russell interpreta a Dorothy Shaw y Marilyn es Lorelei Lee, una cazafortunas con la cabeza en las nubes, excepto cuando se trata de seducir millonarios.

Marilyn Monroe.
Marilyn Monroe. ı Foto: Fuente: twitter.com

La escena icónica de Los caballeros las prefieren rubias es una coreografía en la que Marilyn, rodeada de hombres ataviados con esmóquines negros que la rodean con adoración y le ofrecen joyas, canta que “los diamantes son el mejor amigo de una chica”. La escena, homenajeada por Madonna en el videoclip de “Material Girl”, es una de las mejores de la época dorada de Hollywood.

Da gusto ver a la frágil y tímida Norma Jean Baker convertida en Marilyn, gozando del poder que le otorga su belleza; solamente le dará su corazón al mejor postor. Y da coraje saber que Marilyn, bajo contrato con 20th Century Fox, únicamente recibió 1,250 dólares por cada semana de filmación (un total de 15,000 dólares por la película completa), mientras que a Jane Russell le pagaron 150,000 dólares por su actuación. Por lo visto, los caballeros las prefieren gratis. O baratas, por lo menos.

LA CHICA DEL PISO DE ARRIBA

Luego de filmar tres películas intrascendentes, el leonino contrato de Marilyn iba a terminarse, por fin, en agosto de 1954, y entonces comenzaría un nuevo arreglo monetario de siete cifras. Los estudios 20th Century Fox no querían perder a la estrella más exitosa del mundo, así que le ofrecieron un bono de cien mil dólares para que filmara La comezón del séptimo año. “Sin embargo”, explica Donald Spoto, “nada de eso se puso por escrito y nunca se le pagó completamente”. Con todo, el 8 de septiembre de 1954 miles de espectadores fueron testigos de la filmación de aquella famosa escena en la que Marilyn, ataviada con un vestido blanco de ensueño, se para en la banqueta sobre las rejas del metro de Nueva York y la falda se le levanta mientras ella goza la frescura del aire que está llegando directamente a su entrepierna.

Una versión cinematográfica de Blonde, con alto contenido sexual al igual que la novela, se va a estrenar en septiembre. Va a ser la primera película de Netflix con clasificación NC-17. Para una cinta que pretende ser distribuida en cines en Estados Unidos, la clasificación NC-17 significa la muerte, porque las salas se niegan a distribuirla. Pero en Netflix no existe ese problema.

Hace unos días, Joyce Carol Oates declaró respecto a Marilyn:

... Ganó fama mundial, pero se creó una identidad con la que no podía vivir. Una identidad con la que hizo mucho dinero para muchos hombres, pero no tanto para ella misma. Cuando murió, a los 36 años, no tenía suficiente dinero ni para un buen funeral.

La comezón del séptimo año (The Seven Year Itch, 1955) es una obra maestra de la comedia. Dirigida por el gran Billy Wilder, la película cuenta la historia de un hombre casado y con un hijo (Tom Ewell) que se queda solo durante el verano, dispuesto a relajarse. Sin embargo, la tentación llega a él. El personaje de Marilyn no tiene nombre, simplemente es la chica del piso de arriba. De inmediato, el hombre comienza a coquetearle y fantasea con ella. La imagina como una mujer sofisticada, a la que le apasionan las sonatas de Rachmaninoff. Por supuesto, la muchacha resulta lo opuesto a la fantasía del hombre casado: es ingenua, goza de los pequeños placeres de la vida y de su propio cuerpo, pero no le pasa por la cabeza el hecho de que tal vez su vecino desee más que nada en el mundo llevársela a la cama.

Las cosas eran muy distintas en la realidad. Cuando el metro pasa por debajo de las rejillas en Nueva York expide un aire cliente, que durante el verano es bastante molesto. Y mientras la chica de arriba era el gozo encarnado, Marilyn tenía severos problemas de drogas. Consumía anfetaminas para estar despierta y barbitúricos para dormir (dicha adicción fue creciendo hasta que terminó por destruirla). Además, ensayaba las escenas brillantemente con su coach de actuación, pero a la hora de filmar se le olvidaban los diálogos. En vez de un hombre gentil tratando de conquistarla, en la vida real tenía un marido celoso que la golpeaba: el legendario Joe DiMaggio, exestrella de los Yankees de Nueva York. DiMaggio, mayor que Marilyn, lo que quería era una mujer que se dedicara al hogar, que supiera cocinar como su madre siciliana y le diera muchos hijos. Duraron casados nueve meses.

¿Qué te hace tan triste? , le pregunta Gable.  Eres la muchacha más triste que he conocido.  Me suelen señalar lo feliz que soy , responde ella.  Eso es porque sabes hacer felices a los hombres . El diálogo define a Roslyn y a Marilyn y a Norma Jean

KAZAN Y MILLER

A pesar de su evidente talento, ella seguía sintiendo que le faltaba mucho para ser una buena actriz. El año 1955 lo dedicó a tomar clases con el maestro de actuación más famoso de la historia, Lee Strasberg, en el Actor’s Studio de Nueva York. Strasberg le daba lecciones privadas en su casa y estaba infatuado con ella.

Marilyn tenía urgencia por hacer personajes dramáticos. Ese mismo año conocería a quien, años después, le concedería ese deseo: Arthur Miller, uno de los mejores dramaturgos de todos los tiempos, autor de La muerte de un viajante y Las brujas de Salem.

Cuando Miller y Monroe se conocieron, ella estaba enredada sentimentalmente con Elia Kazan, tal vez el mejor director en la historia de Broadway, responsable de llevar al teatro y al cine Un tranvía llamado Deseo. Kazan sedujo a muchísimas actrices. No dejaba una para comadre, como dicen. Pero cuando vio a su amigo Arthur Miller enamorado de Marilyn, dejó de frecuentarla. Miller parecía ser el hombre ideal para ella. Amable, evidentemente sensible y talentoso. Sin embargo, Donald Spoto sugiere que no mucho tiempo después de que se casaron, muy enamorados, Miller comenzó a tratarla con una especie de “desdén oculto, asumiendo una superioridad intelectual y moral” sobre su esposa.

CLAVES EN SU FILMOGRAFÍA

Después de La comezón del séptimo año, Marilyn hizo otras seis películas. Entre ellas, la excelente Bus Stop (1956), por la que debían haberla nominado al Oscar, y El príncipe y la corista (1957), en la que le roba todas las escenas a su coestrella, nada menos que Laurence Olivier. Sin embargo, filmó otras dos cintas que son clave para definir y entender a Marilyn Monroe. La primera es Una Eva y dos Adanes (Some Like It Hot, 1959), en la que la actriz volvió a ser dirigida por Billy Wilder. La película es considerada por el American Film Institute (AFI) como la mejor comedia estadunidense de todos los tiempos. No lo es. A pesar de muchas escenas inolvidables, hay errores de dirección evidentes y situaciones forzadísimas. Pero es la mejor actuación de Marilyn como comediante y nunca, ni antes ni después, se vio tan bella en la pantalla grande. Mientras Jack Lemmon y Tony Curtis, disfrazados de mujeres, se hacen los chistosos, ella es chistosa, porque entiende que lo que vuelve hilarante una escena es la situación planteada que choca con lo que el personaje desea. Insisto: Una Eva y dos Adanes no es una obra maestra, pero sí contiene una de las mejores actuaciones cómicas de la historia: Marilyn Monroe interpreta a un mujer llamada Sugar Kane (Caña de Azúcar), que se enamora apasionadamente y es maltratada por los hombres de los que se enamora. Es la tragedia de su vida transformada en arte.

La otra película, dirigida por el genial John Huston, es Los inadaptados (The Misfits, 1961), escrita por Miller para cumplirle a Monroe el deseo de un personaje serio, que le permitiera explorar más a fondo su talento. Monroe tenía 35 años y en la cruel industria del cine ya se le consideraba vieja para ser protagonista. Cierto, se ve demacrada por las drogas y la depresión (el matrimonio con Miller estaba fracasando), pero en la película su belleza es enorme: aunque es un atractivo que empieza a decaer, antes de extinguirse brilla con más fuerza que nunca. John Huston supo capturar eso a la perfección.

¿REDENTORA?

Los inadaptados es una película mística, en la que Marilyn es una especie de santa, un Cristo femenino. Su personaje, Roslyn, llega a Reno, Nevada, “la capital mundial del divorcio”, a fin de concluir su matrimonio. Ahí conoce a tres hombres cuya soledad es muy dolorosa: un viejo vaquero encarnado por Clark Gable; un expiloto de guerra viudo interpretado por Eli Wallach; un joven jinete de rodeo que busca la aprobación de su madre, interpretado por Montgomery Clift. En la cinta, los tres quieren atrapar seis mustangs o caballos salvajes que en un pasado no muy lejano eran el transporte ideal y ahora sólo sirven para ser convertidos en comida para perros y gatos. Los hombres no se dan cuenta de que los caballos son ellos mismos.

Conocer a Roslyn les cambia la existencia. Los redime. “Tienes el don de la vida, Roslyn. Los demás sólo buscamos dónde escondernos y verla pasar”, le dice Wallach poco después de conocerla. “¿Qué te hace tan triste?”, le pregunta en otro momento Gable, “Eres la muchacha más triste que he conocido”. “Eres el primer hombre que me dice eso. Me suelen señalar lo feliz que soy”, responde ella. “Eso es porque sabes hacer felices a los hombres”. Ese diálogo define a Roslyn y a Marilyn y a Norma Jean, que se convirtió en la estrella más brillante de todo el firmamento.

Aunque supo hacer milagros, terminó repudiada y abandonada: brindó felicidad a millones de personas, pero su vida fue un via crucis en el que nunca encontró eso que buscaba: el amor incondicional. Si cuando era niña sus propios padres no la quisieron, le resultaba muy difícil creer que alguien la amara de verdad. Y cuando esto en efecto ocurría, siempre de manera fugaz, ella no terminaba de asimilarlo. Creía que en realidad amaban a Marilyn, pero Marilyn no era ella. Dice en Blonde respecto a alguno de sus amantes: “Me ama por mi belleza y yo no soy mi belleza”.

El via crucis de Marilyn Monroe se terminó hace sesenta años, el 4 de agosto de 1962. “Adiós, Norma Jean”, escribió Bernie Taupin. “Viviste tu vida como una vela en el viento, nunca sabiendo a quién aferrarte cuando llegaba la lluvia. Me hubiera gustado conocerte, pero era sólo un niño”. Adiós, Marilyn.

Nota

1 Joyce Carol Oates, Blonde, Alfaguara, consultado en la edición Kindle.