François Hartog, experiencias de cronos

Esgrima

François Hartog
François Hartog Fuente: Cortesía del Hay Festival

Es uno de los más trascendentes historiadores de Francia en los siglos XX y XXI. François Hartog (Albertville, 1946) es autor de libros esenciales de la historiografía universal, entre ellos Memoria de Ulises. Relatos sobre la frontera en la antigua Grecia (traducción de Horacio Pons, FCE, México, 1999), El espejo de Heródoto. Ensayo sobre la representación del otro (traducción de Daniel Zadunaisky, FCE, México, 2003), y Regímenes de historicidad. Presentismo y experiencias del tiempo (traducción de Norma Durán y Pablo Avilés, Universidad Iberoamericana, Ciudad de México, 2007). Ganó el premio Grand Prix Gobert 2021 por su libro Chronos. L’Occident aux prises avec le temps (Gallimard, París, 2020), que puede traducirse como Cronos. Occidente lucha con el tiempo.

La investigación de Hartog se centra, además de la Grecia antigua, en el pensamiento histórico. Estudió el concepto de régimen de historicidad a través de diversos volúmenes. En un texto solicitado por la Academia Francesa —de la que él forma parte—, el historiador Pierre Nora aseveró:

Hartog estudia la articulación de las categorías del presente, el pasado y el futuro y el paso de un régimen de historicidad a otro, según las eras y las sociedades. El régimen de historicidad está actualmente marcado para François Hartog por el “presentismo”, que favorece un acercamiento al pasado a través de la memoria más que a través de la Historia. Esta reflexión sobre los diferentes tipos de historicidad, a la que el autor ha dedicado varios libros a lo largo de los últimos veinte años, culminó recientemente con su gran obra Cronos, un ambicioso ensayo sobre el orden y los periodos del tiempo en Occidente.

Exploró el Mediterráneo y emprendió una labor historiográfica. Heredero del pensamiento del historiador alemán Reinhart Koselleck (1923-2006), Hartog caracterizó el régimen de historicidad moderno como aquél en el que a las lecciones de la historia les suceden las exigencias de previsión que les impone el futuro. El pasado se considera anticuado, pues lo “comanda el punto de vista del futuro. Es el futuro el que esclarece la Historia pasada. Si hay alguna lección en la Historia, ésta viene del futuro, no del pasado”, planteó Hartog en Regímenes de historicidad, según la filósofa de la historia María Inés Mudrovcic. En esta conversación habla sobre su obra, los viajes y la memoria.

El régimen de historicidad es mi intento por cambiar la
percepción de los vínculos entre presente, pasado y futuro

En la conclusión de tu libro Regímenes de historicidad —titulada “La doble deuda o el presentismo del presente”— estuviste atento a “la categoría del presente en sus relaciones con el pasado y el futuro”. Escribiste: “Eterno, quizás, este presente […] no está menos ávido o ansioso de historización”. ¿Cuál es el origen del vínculo entre las tres temporalidades en tu obra?

El concepto de régimen de historicidad es mi intento por cambiar —como afirmas— la percepción de los vínculos entre el presente, el pasado y el futuro, tres instancias estrechamente relacionadas. Trato de explicar de qué manera cambia la relación del ser humano con el tiempo, según distintas sociedades y diferentes periodos. Antes, el presente y el futuro estaban supeditados al pasado. Ahora el presente resulta relevante. Se creía que el pasado contenía ejemplos útiles para las otras dos nociones. En múltiples estudios contemporáneos el futuro es la categoría más importante. Y en mi visión del presentismo el futuro pierde su predominancia.

Así, el presente se transforma en la única categoría con la que los historiadores tenemos que lidiar. Es un presente dilatado, con la deuda doble que mencionaste. Funciona con sus dos elementos de memoria: el pasado y el porvenir.

En “Las brechas” —texto incluido en el mismo libro— afirmas que “Hannah Arendt demostró ser una observadora perspicaz de las roturas del tiempo”. ¿Qué significado das a “las roturas del tiempo”?

Me interesa cuando la configuración del tiempo cambia súbitamente. Las crisis del tiempo fueron llamadas “brechas” por Hannah Arendt. En las brechas o roturas la evidencia del curso del tiempo se altera. Es una compleja experiencia temporal. Hay desorientación. El individuo no sabe si mirar al pasado o al futuro. Sólo queda el presente, que en el presentismo es el protagonista.

Memoria de Ulises. Relatos sobre la frontera en la antigua Grecia resulta una aproximación a distintos viajeros, como Apolonio, Dionisio de Halicarnaso, Pitágoras, Polibio y Solón. ¿Qué te representa el viaje en la antigua Grecia?

Todos los viajeros que ese libro menciona descubrieron el mundo y pensaron en las diferencias que éste implica. Sus narrativas crearon una visión griega del mundo. Las travesías suscitaron un dilema histórico: la división entre civilización y barbarie. Modificaron la noción de alteridad y la forma en que se entendía a Cronos.

En la edición crítica de Vidas paralelas, de Plutarco —que elaboraste para la editorial Gallimard—, afirmas que Plutarco representa la gran masa de escritos que recapituló la historia grecorromana. ¿Cómo inscribes a Plutarco en la tradición historiográfica?

Se trata de una figura capital en el pensamiento historiográfico. Se convirtió en un autor muy importante desde el siglo XVI hasta el XIX entre los individuos ilustrados. Fue uno de los ejes de los estudios históricos. Pertenece al concepto que llamo “antiguo régimen de historicidad”. Implica a la llamada “mujer del látigo de la historia”. Al leer a Plutarco se encuentran numerosos ejemplos. Su posteridad es inmensa.

¿Qué recuerdos conservas de Jean-Pierre Vernant (1914-2007), el estudioso de la Grecia antigua y profesor honorario del Collège de France?

Vernant fue un orador extraordinario. Tenía una gran capacidad para cautivar a los asistentes a sus cátedras. Desarrollamos una amistad. Además fue el primer lector de mis libros.

En 2007 publicaste en París un libro sobre Pierre Vidal-Naquet (1930-2006), que puede traducirse como Vidal-Naquet, historiador en persona. El hombre de la memoria y el momento de la memoria, en el que le rindes homenaje y reflexionas sobre más de medio siglo de historia e historiografía. ¿Cómo evocas hoy a Vidal-Naquet?

Fue muy importante en mi vida. Se trató de un clasicista extraordinario y un hombre de izquierda comprometido. Me cautivó su capacidad para estudiar el ámbito de la Grecia antigua y, simultáneamente, los asuntos contemporáneos. Al escribir sobre problemas de nuestra época publicó sus textos en el periódico. Atenido a la ética de los historiadores, siempre escribió sin concesiones, desde la perspectiva del historiador —incluso sus memorias.

TE RECOMENDAMOS:
Nope