—¿Tu mamá, a qué se dedica?
—¿En serio? ¡Qué cool!... ¿Y se pue-de vivir del rap?
—Pues no sé... sí... yo estoy aquí, vi-va, igual que tú.
Mi hija tiene once años y estoy segura de que en su escuela es la única que tiene una mamá rapera de 42. Comencé en 1996 y poco tiempo después decidí que mi amor por el hip hop sería para siempre.
En 1997 vi por primera vez a una mujer rapear en vivo en la Ciudad de México: Malike, y de inmediato la busqué. Me sentía más a gusto con ella que con mis colegas hombres. Sin saberlo, habíamos formado el primer grupo de mujeres de rap de la ciudad: Sabotaje. Nuestro lema era “Infiltrando el hip hop femenino”. ¿Por qué había que “infiltrarse”? Simple: el rap en la escena local de ese momento era imperati-vamente masculino y hermético, por no decir que misógino. Para pertenecer parecía un requisito sabotear.
Hoy en día existen decenas de agrupaciones y solistas en el país, mujeres con voces potentes como Marie V, Skaffo La’Faro, Aramara, La Otredad, Las Hijas del Rap, Yoss Bones, La Gallo, Santos Woge y Masta Quba, quienes —entre otras— han puesto a temblar el país de norte a sur con sus increíbles y valiosas propuestas. Quisiera mencionar a todas, pero no existe página que baste.
Llegar a esto nos tomó mucho tiempo y más que colgarme medallas por haber formado parte de esta lucha, me siento afortunada por haber sido testigo del proceso de todas nosotras. Por lo anterior, quiero hablar de las primeras generaciones, para que no se olviden nuestros esfuerzos en un terreno que resultaba tan inhóspito, modestia aparte, porque la modestia nos ha empujado a cantidades masivas de mujeres a ser invisibles en el quehacer artístico. Hoy existimos, nos reconocemos y alzamos la voz de manera colectiva y permanente.
Fue en 1999 cuando se realizó el primer festival nacional importante de hip hop en la Ciudad de México: “Que Viva el Mexside”, en el Parque Refinería. Había ya una escena clara del género y el trabajo de las mujeres existía, aunque en porcentajes muy pequeños. En el festival, el talento femenino estuvo a cargo de Fórmula MCA, Sabotaje (capitalinas) y Pollos Rudos (del Estado de México), además de Bibiana Zamacona, del crew Life Style Familia, quien más tarde aportó a la escena con la organización de eventos internacionales.
Entrando al nuevo siglo, los discos de mujeres latinas eran escasos. Podíamos escuchar a La Mala Rodríguez, de España o a Ana Tijoux, de Chile, quien en ese momento tocaba en el grupo Makiza. En México, las primeras mujeres que se inmortalizaron en un disco aparecieron en el compilatorio Rapza 1 (2000), editado por Ricardo Bravo. En él se escuchaba la potente voz de Madame Kubah, de los Northsiders de Monterrey, en el corte “México lindo y querido”, además de “Otro cuento del Muro” de TDM. Años después, la legendaria Vicky MC, de Sonora, publicaba bajo el mismo sello el primer disco larga duración de una rapera solista del país: Para empezar (2005).
En 2006, el movimiento había crecido con eventos cada fin de semana, pero la falta de espacios para las mujeres y la diversificación de artistas nos llevó a solidarizarnos para formar el primer colectivo con perspectiva de género en el país: Rimas Femeninas. La presencia de la chilena Moyenei Valdés y el trabajo conjunto con Yoez, Niña Dioz, Joaka —primera mexicana en batallas de freestyle— y Jezzy P, hizo que el proyecto llamara la atención de prensa y público e inspirara a otras mujeres a formar alianzas similares.
Rimas Femeninas acabó por diluirse en 2008 para dar origen a Mujeres Trabajando y abrir paso a una segunda generación de raperas que, al colaborar con la primera, además de realizar varios eventos, logró editar el primer disco recopilatorio de rap femenino del país, con artistas de norte a sur. Participaron Nefftys (de Sonora), Mare (Oaxaca), Diana Rocks (Monterrey), Rabia Rivera (Torreón), Audry Funk y Chatita (Puebla), así como Gina Madrid o Raw-G (Guadalajara), quien emigró a Estados Unidos. En ese momento la rapera Hispana (de Coahuila) ya había forjado también una carrera como solista y a pesar de que nunca se integró a ningún colectivo, era sin definitivamente una pieza clave en la escena nacional.
Me es imposible dar cuenta de todos los proyectos femeninos que existen en el hip hop mexicano, pero el proyecto KuikaToka intentaba hacer en video una recopilación exhaustiva de testimonios que espero se culmine y vea la luz. Sería una joya.
Por otro lado, hay varias tesis de licenciatura dedicadas al tema, así como cortos, documentales y cuantiosa hemerografía. Continúa como tarea vigente seguir esta documentación y buscar que lo efímero de los medios actuales no diluya nuestra historia. Seguimos aportando y las nuevas generaciones lo hacen cada vez mejor.
JIMENA DE SANTIAGO (Estado de México, 1979) fundó en 2001 el grupo Magisterio. Cofundadora de los colectivos Rimas Femeninas y Mujeres Trabajando, ha lanzado como solista varios discos; el más reciente es Ohkela (2022).