Cirugía psíquica

Ojos de perra azul

Cirugía psíquica.
Cirugía psíquica. Cortesía de la autora

Me fascinan los cuerpos humanos, no importa su apariencia, género, etnia o procedencia, ya sean gruesos, delgados, altos, bajos o medianos. Se me antoja olfatearlos, tocarlos, probarlos. Me intrigan sus aromas, imagino los sabores, las diferentes texturas. Observo sus orejas y pienso en cómo escucharán mi voz o el canto de los pájaros, me fijo en el lenguaje de las manos, reparo en narices y labios, gestos y reacciones. El movimiento de las piernas y los brazos al andar, unos apurados, otros despacio, varios volando al caminar. Rostros redondos, ovalados, cráneos cilíndricos o muy largos, peinados lacios o rizados. No me canso nunca de mirar los diferentes tipos de anatomías. Además de los huesos, músculos y órganos que tienen en común, me interesa conocer lo que llevan dentro. Por eso te elegí al azar como objeto de estudio, amigo mío.

CON ASTUCIA TE CITO en mi consultorio, te hipnotizo para mantenerte en pausa por un rato. Tengo que explorarte a detalle y analizarte a profundidad. Uso el diván como mesa de autopsia, no es frío ni de acero, es acogedor, tibio, invita a la relajación. Miro de cerca tu frente, en cada nacimiento de pelo hay una idea en proceso, albergas dudas en las cejas, en las pestañas gruesas, oscuras, alguna ilusión. Levanto con cuidado los párpados hinchados, bajo los ojos amarillos se ocultan pesadillas, estás atrapado en la cárcel de tu cuerpo donde apenas caben tus deseos y pasiones, intentas escapar pero no puedes. Al fondo de la boca, en la garganta, hallo los nudos que ahogan las palabras y reprimen los gemidos, no permiten que digas la verdad de cuanto sientes. En el pecho no hay corazón, sino un nenúfar enraizado que florece en las mañanas y se marchita por las noches. Un recuerdo insoportable cargas en la espalda lastimada. En las palmas de las manos quedan estigmas del infierno en el que vives. Germina una semilla en tu sexo palpitante. En la piel encierras historias no contadas, acumulas secretos en las uñas que rasgan tu conciencia. El tatuaje del torso cubre una herida profunda aún abierta.

No me canso nunca de mirar tipos de anatomías... me interesa conocer lo que llevan dentro

Cumplida mi investigación de campo, me asombro al no encontrar dónde estás tú, la condición de tu atormentada existencia en este mundo. Meto el bisturí en el cerebro, corto, raspo, busco, nada nuevo, no hay fluidos de tu esencia ni signos de tu alma, de quién eres o de quién soy.

* Todo cae por su propio beso.

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