Cuatro poemas

Música nocturna Foto: Pixabay

TRADUCCIÓN DE JOSÉ HOMERO

ESPEJISMO

Como esa caricatura de un hombre en el desierto,

que hincado y muerto de sed,

súbitamente ve frente a él

un fresco oasis con palmeras.

Cierta vez, cerca de Chicago, desde el tren

miré nieve en la cumbre de la montaña.

Bien sabía que ahí no había nada,

y con todo seguí mirando, incluso

ovejas pacían sobre un prado verde

cuando cúmulos de negro humo

arremolinados sobre las enormes acerías

ocultaron esa hermosa visión de mis ojos.

POR LA MAÑANA, MUY TEMPRANO

Me entristece ver a una anciana que afuera

del supermercado sufre por unas moneditas.

Con qué prisa la olvido cuando de nuevo

mi dolor resurge: una amiga en el umbral de la muerte

y el recuerdo de una noche juntos.

Me sentí tan henchido de amor

que habría corrido desnudo por la calle

convencido de que todos comprenderían

mi locura y mi ansia de contarles

lo cruel y hermosa que es la vida.

No lo hice... pese a la contundente evidencia:

un cuervo inclinado sobre una ardilla muerta en el camino,

una mata de lilas en flor en un patio,

y la visión de un perro que libre de sus cadenas

hurga en los botes de basura del vecindario.

MÚSICA NOCTURNA

Arroyuelo que fluyes junto a mi casa,

me gusta la tonada que tarareas

al caer la noche

cuando sólo tú y yo seguimos despiertos.

Tú me acompañas

para que no tema a las sombras

que rodean mi cama

ni a los pensamientos que en mi cabeza

trastabillan, como murciélagos en vuelo

entre el viejo templo y el cementerio.

MI DOBLE

Con sorpresa, enarcó las cejas;

tenía el hábito

de hablar consigo mismo

y responder sus preguntas

en voz alta y furibunda.

Fuentes > No Land in Sight, 2022; The Lunatic, 2016; www.lyrikline.org, 24 de junio, 2017; The New Yorker, 13 de junio de 2022.

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