Jazz Sabbath

La canción #6

Jazz Sabbath Foto: discogs.com

En I am Ozzy, el cantante recuerda cómo forjaron amistad los integrantes de Black Sabbath y Yes cuando coincidieron en un estudio de grabación; se fumaron hasta las cortinas. De esa amistad resultó que Adam Wakeman, hijo del tecladista de Yes, Rick Wakeman, terminó tocando los teclados en Black Sabbath y la guitarra con el grupo de Ozzy desde 2004. Una noche de 2013, durante la gira del disco 13, del cuarteto de Birmingham, Adam tuvo la idea de Jazz Sabbath cuando le pidieron que tocara algunas canciones en el piano del bar del hotel.

Cazando mashups de metal, como la joya “Electric Sex Machine” —entre James Brown y Judas Priest—, encontré varios de Black Sabbath. Justo ahí, YouTube me recomendó un concierto del trío Jazz Sabbath. Click y lo escuché dos veces sin encontrarle redondez a las versiones. Logré asimilarlo a la tercera vuelta, sólo entonces se me reveló la forma libre de las piezas.

El trío lo integró Wakeman con el contrabajista Jerry Meehan y el baterista Ash Soan —aunque en vivo tocan Jack Tustin y Dylan Holmes—; han editado los sencillos “Black Sabbath” / “Iron Man” y los álbumes Jazz Sabbath, volúmenes 1 y 2.

Despoja las canciones metaleras de su poderío, pero las dotan de una belleza sutil

DESPOJAN LAS CANCIONES METALERAS de su poderío eléctrico, la actitud, los acordes del blues y las cuatro velocidades del metal, pero en cambio las dotan de una belleza jazzística que impacta con una fuerza sutil. El trío descubre una dimensión en la música de Black Sabbath, una belleza subyacente que siempre ha estado ahí, bajo la forma y el sonido del heavy metal, liberada por el jazz como si fuera la princesa en el castillo custodiada por el dragón. Eso es posible gracias a que el jazz, el blues y el rock comparten la raíz negra.

No sucede lo mismo con las versiones sinfónicas basadas en el rock clásico: las orquestas suelen imitar sin compartir esa raíz. Supongo que por eso pueden sonar poco naturales y adaptadas con calzador. Salvo que esa obra haya sido concebida como rock sinfónico, entonces sí hay match con resultados extraordinarios tipo Tommy, de The Who, el Concerto for Group and Orchestra, de Deep Purple, o Eldorado, de Electric Light Orchestra. Además, Wakeman, quien ideó una ficción detrás de sus versiones, salió precisamente de la madre del heavy metal.

El género musical menos escuchado en México es el metal, con 1.02 por ciento; le sigue el jazz con 1.24 (INEGI, 2021), los segmentos minoritarios que sigue Jazz Sabbath. No es un mashup, como YouTube lo cataloga, ni una adaptación, pero sí extrae nuevas piezas de las originales. El diablo sabe seducir muy bien endulzando el oído.

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